El Oriente de la CDMX: La Zona de la Capital que se Hunde 40 Centímetros al Año
Alejandro Rivera | N+
El hundimiento de la Ciudad de México no es nuevo. Edificios históricos como la Catedral Metropolitana conservan registro del hundimiento desde hace más de 100 años

El Oriente de la CDMX se Hunde 40 cm al Año
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En la calle 63 esquina Avenida 2, de la alcaldía Iztapalapa, una casa de dos pisos construida con bloques de concreto, está inclinada a la derecha. La vivienda se está hundiendo.
La casa está asentada sobre una de las zonas con mayores hundimientos de la Ciudad de México, en la zona oriente, también una de las regiones con más índices de pobreza del área metropolitana.
El hundimiento de la Ciudad de México no es nuevo. Edificios históricos como la Catedral Metropolitana conservan registro del hundimiento desde hace más de 100 años, pero este fenómeno ya impacta a viviendas, pequeños negocios y espacios públicos en algunas alcaldías como Tláhuac e Iztapalapa.
En la colonia Santa Cruz Meyehualco vive Ulises, un hombre de 69 años que vive con sus nietos. La construcción está partida en tres partes y está a punto de caer por castillos fisurados, paredes cuarteadas y techos desprendidos de los muros. Unos polines de madera la sostienen algunas zonas.
“Vea cómo está dañada, ya le puse polines ahí, polines aquí. Pueden ver cómo está todo cuarteado, vean el castillo cómo se partió”.
Sabe que se debe a los hundimientos porque se lo informó el personal de protección civil. Además, es una zona sísmica. Pero también, asegura Ulises, que ninguna autoridad le ha dado respuesta a sus peticiones de apoyo.
Para reparar la vivienda calcula que necesita unos 700 mil pesos, que no tiene. La familia no se quiere salir porque no tiene a dónde más ir. Pero la vida de todos está en constante riesgo.
“Se escucha la alarma sísmica y todos a correr”, cuenta Ulises.
La subsidencia del suelo de la CDMX
El territorio que era la Gran Tenochtitlan se convirtió en la capital de lo que en aquel entonces se denominó la Nueva España y desde entonces no ha parado de crecer sobre los territorios de lo que eran lagos.
Actualmente, la Ciudad de México tiene más de 9.2 millones de habitantes. Más de 21 millones, si se considera a toda la zona metropolitana.
Para 1866 ya había cientos de pozos que extraían agua del subsuelo.
Para 1898, un ingeniero, Mariano Téllez Pizarro, se dio cuenta que los edificios se levantaban o se hundían con respecto al nivel de la calle.
En ese entonces se hundía 8 centímetros por año. Para 1958 subió a 29 centímetros por año.
Eso encendió las alertas. La razón del hundimiento acelerado era la sobreexplotación del acuífero subterráneo.
En la Ciudad de México y zona metropolitana el suelo está compuesto principalmente de arcilla, por lo que el agua se infiltra y se almacena entre los poros de las partículas de arcilla.
Cuando están hidratadas estas partículas, están separadas, pero si se secan, tienden a compactarse y, por tanto, el suelo se hunde.
A este fenómeno del hundimiento gradual por la sobreexplotación del agua se le denomina subsidencia.
Sacrificar al oriente
Para lidiar con este problema, las autoridades de la Ciudad de México tomaron decisiones: dejar de extraer en la zona central, más urbanizada, y extraer agua de pozos subterráneos de la periferia, explica Carlos Alcántara, subdirector técnico de estudios y regeneración del espacio público en la Secretaría de Obras.
Con el crecimiento de la mancha urbana, el oriente se fue poblando, pero ahora decenas de colonias están asentadas en zonas de riesgo por hundimiento, debido a las decisiones de hace más de 75 años.
Una de esas colonias es La Ciénega, en la alcaldía Tláhuac, donde los hundimientos provocan graves encharcamientos cuando llueve.
La colonia es relativamente reciente. No tiene red de agua potable ni drenaje, pero sí muchos problemas de habitabilidad. Los vecinos se cooperan, con dinero o trabajo, para aumentar el nivel de las calles y sortear las inundaciones.
La ciudad de México está en un punto crítico. Si no se logra desacelerar el hundimiento, donde en algunas colonias es de más de 30 centímetros al año, muchas colonias del oriente podrían quedar inhabitables, sostiene Wendy Morales, del Instituto de Geología de la UNAM.
¿Qué se puede hacer?
Una forma natural de reducir el impacto de los hundimientos es proteger los bosques que sirven para rellenar los mantos acuíferos como la Sierra de las Cruces, la Sierra de Chichinautzin, la Sierra Nevada y las Sierras de Guadalupe y Apan-Tezontepec, apunta Morales.
Sin embargo todas estas zonas de recarga enfrentan un problema de tala ilegal.
El gobierno de la Ciudad de México implementó un programa con el que busca recargar el acuífero subterráneo, al que ha llamado Acupuntura Hídrica. Consiste en la construcción de 100 pozos de infiltración, para darle un buen destino a los cientos de miles de litros de agua de lluvia que colapsan el tráfico y el transporte público.
“Esto no va a tener un efecto a corto plazo pero si no tomamos partido hoy, en un futuro lo que vamos a dejar a nuestros descendientes son mayores problemas", sostiene Carlos Alcántara.
El hecho de que el suelo se hunda no solo tiene efectos en la infraestructura, también impacta directamente nuestra calidad de vida.
El funcionario afirma que si las calles se deforman y se vuelven intransitables, entonces también se vuelven focos rojos de asaltos o tiraderos clandestinos. Y eso es un problema inevitable para todas las personas que viven en la colonia.
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