¿Sabías Que Había Una 'Coladera' Secreta en México-Tenochtitlan para Evitar las Inundaciones

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Las inundaciones han acompañado a la Ciudad de México a lo largo de su historia; en algún lugar del Valle de México, hay una alcantarilla para drenar el agua y evitar la anegación de la ciudad

¿Sabías Que Había Una 'Coladera' Secreta en México-Tenochtitlan para Evitar las Inundaciones

Autos intentan cruzar por un encharcamiento en la colonia Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa. Foto: Cuartoscuro

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La temporada actual de lluvias se ha convertido en una de las más difíciles para la Ciudad de México, ya que en las últimas semanas se han generado inundaciones, encharcamientos y afectaciones a los servicios de transporte y movilidad de la capital.

La intensa lluvia del domingo 10 de agosto no se veían desde 1952, en una urbe que a lo largo de su historia ha registrado inundaciones, como la de 1629 y 1951, en la que los habitantes tuvieron que volver a usar lanchas y canoas para transportarse.

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A lo largo de la historia, diarios publicados en nuestro país, sobre todo del siglo XIX, informaron sobre las inundaciones en la capital, algunas ocurridas desde la fundación de México-Tenochtitlan, y que demuestran las dificultades de vivir en lo que antes fue una laguna.

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El resumidero escondido

De acuerdo con un texto publicado el 4 de octubre de 1825, en el diario El Águila Mejicana, en 1630, el segundo año de la inundación de 1629 en la Ciudad de México, el sacerdote Bartolomé de Alva, descendiente de los reyes antiguos de Texcoco, comunicó al jesuita Francisco Calderón que había platicado con los mexicanos -los antiguos pobladores mexicas- sobre el desagüe de la laguna.

Los antiguos pobladores tenían mapas y pinturas de aquel resumidero, los cuales fueron entregados a Bartolomé, quien los dio a Calderón. Juntos, comenzaron a indagar sobre la verdad del desagüe y la posibilidad de drenar la inundada ciudad.

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Fueron entonces a entrevistarse con esos mexicanos, quienes contaron que había resumideros en la laguna, y que el "principal se llama Pantitlán", un lugar peligroso porque se hace un remolino como de "media cuadra" por donde se va el agua.

Uno de los testimonios que dieron a los religiosos recordaba que ya durante la administración del virrey Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, la ciudad de había inundado, en 1558, y que fue a través de los antiguos mexicanos que supo de la existencia del desagüe natural.

(...) llamolos, y propuesto el cuidado en que se hallaba, respondieron no tuviese su escelencia pena, que el agua se iría por donde vino. Haciéndoles nuevas instancias sobre el modo de desaguar la ciudad dijeron que en la laguna estaba el desagüe. Mandó entonces el Sr. virey lo llevasen al puesto: previnieron canoas, fueron, á la laguna, llegaron á vista del remolino y desde allí arrojaron un manojo de hilo atado, y el remolino trajo á la redonda el manojo y en llegando al centro del remolino se enderezó y sumió, que nunca más pareció (sic)

Vista aérea del Lago de Texcoco, en el Valle de México. Foto: Cuartoscuro

Entre el Peñón Viejo

Otro testigo, un hombre de 70 años "de color pardo", afirmó que por ahí de 1578, cuando la laguna se secó, él y otros amigos fueron a la ubicación donde estaba el resumidero. De acuerdo con lo dicho, el lugar estaría actualmente en el oriente de la capital, en el Peñón del Marqués, mejor conocido como el Peñón Viejo.

(...) vió la laguna seca y yéndose á holgar con otros amigos dos ó tres veces ácia la parte que llaman Pantitlán entre los dos Peñoles de agua caliente el uno y el otro, que unos llaman Jico, y otros Tepepolco, y mas cerca de este último vió una estacada...

Este hombre dijo que preguntó a unos hombres que estaban pescando en los cuerpos de agua el origen de la estacada, a lo que respondieron que se trataba de un resumidero "y que había otros dos. Añadieron los indios que el Sr. de Tescoco y el de Méjico convinieron en cerrar aquellos tres sumideros (sic)" para que no se secara la laguna y no se acabara el pescado.

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Un testimonio más, el de un anciano de los tiempos de Moctezuma, afirmaba que en ese tiempo del tlatoani hubo una inundación que duró entre 15 y 16 días. El hombre volvió a decir que se hallaba en un lugar llamado Pantitlán y que estaba entre dos peñoles.

Vista del Peñón Viejo desde la calzada Ignacio Zaragoza. Foto: Cuartoscuro
Vista del Peñón Viejo desde la calzada Ignacio Zaragoza. Foto: Cuartoscuro

Así se abría el desagüe en Pantitlán

De acuerdo con el mexicano del tiempo de Moctezuma, la forma en la que antiguamente se abría el resumidero era el siguiente:

  • Iban algunos pobladores en una canoa hasta quedar a una distancia prudente del resumidero, de tal forma que una vez abierto el desagüe no se llevara a la embarcación y a la tripulación. Una vez en el punto exacto, clavaban una estaca y amarraban el barquillo.
  • Uno de los pobladores, que hacía las veces de buzo, era el encargado de abrir la puerta. Antes de ello, se le ataba por el pecho con cuerdas largas y se lanzaba al agua e "iban dándole cuerda los de la canoa y llegando cortaba con presteza los cordeles".
  • La alcantarilla estaba cerrada con una puerta formada de vigas amarradas fuertemente por cordeles o mecates, los cuales eran cortados por el tripulante de la canoa elegido.
  • Una vez hecho el corte, el golpe del agua levantaba las vigas. Los tripulantes de la embarcación tiraban del cordel "con que estaba atado, lo retiraban del remolino que luego hacia el agua, entraba en la canoa y volvían a sus casas".
  • Una vez desaguada la zona, volvían a estacar las vigas, es decir, cerraban la puerta.

Una persona más, cuestionada por Bartolomé de Alva y Francisco Calderón, volvió a confirmar que el desagüe estaba en Pantitlán, área señalada con una bandera (pantli) en los mapas dados por los antiguos mexicanos a estos dos religiosos.

Como si nos transportáramos a la actualidad, donde las coladeras se taponean con lodo, pero sobre todo basura, el hombre referido hace casi 400 años dijo que el agua siempre iba al resumidero, "y si ahora no corría, sería por estar ensolvado con el lodo (sic)".

El diario El Águila Mejicana publicó la historia sobre el desagüe. Foto: HNDM

Este texto publicado por El Águila Mejicana fue sacado de un manuscrito, sin firma ni fecha, pero por su contexto, señala el diario en su edición del 9 de octubre de 1825, parece que fue escrito entre 1650 y 1660.

Casi cuatro siglos después, este territorio que hoy abarca la Ciudad de México se sigue inundando como cuando era una laguna.

Las autoridades siguen buscando la solución, pero no hay drenaje que soporte la cantidad de agua que cae sobre este valle.

Mientras tanto, en algún lugar de esta zona oriente de la capital, conocida hace cuatro siglos como Pantitlán, debe estar, o tal vez todo se trate de una leyenda, el desagüe de la antigua Tenochtitlan.

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Con información de N+

ICM