¿Es posible tener un México más justo? ¿Nuestro país siempre ha sido así de desigual? Estas son las preguntas que responde Diego Castañeda Garza en Desiguales, donde examina la historia de la desigualdad en el país desde la independencia hasta nuestros días. El autor habló en exclusiva con N+ sobre su nuevo libro.

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Combatir la desigualdad para combatir la violencia

En las últimas décadas, la discusión sobre la desigualdad ha cobrado especial relevancia en muchas sociedades que ven que el crecimiento económico no se refleja en prosperidad para todos sus ciudadanos. Aún así, no son pocas las voces que desprecian su importancia. Al respecto, Diego Castañeda Garza señala que combatir la desigualdad es indispensable para obtener un país más estable y justo:

Si pensamos que merecemos vivir en una sociedad más justa, necesariamente tiene que ser una sociedad más igualitaria, en la que en la que haya más oportunidades para todos. Y en la que la disparidad entre el tipo de vida que pueden vivir unas personas y otras no sea tan extrema. Pero también hay razones más prácticas: una sociedad más igualitaria, y por ende más justa también, es una sociedad mucho más proclive a ser políticamente estable. Es mucho más difícil que tenga episodios de violencia como los que nosotros tenemos.

En países desiguales como México, según explica el autor, la violencia se convierte en un mecanismo de movilidad social. Este fenómeno difícilmente existiría si el país ofreciera igualdad en áreas como la educación:

La violencia hasta cierto punto es un reflejo también de nuestras desigualdades, en el sentido en que se vuelve un mecanismo de movilidad social en países como México. A medida que limitas eso, también un aspecto de esa violencia tiende desaparecer. En puros términos de crecimiento económico, una sociedad más igualitaria también es una sociedad que probablemente puede crecer más rápido.

Portada del libro Desiguales de Diego Castañeda Garza. Foto: Penguin Random House

¿Por qué es importante la igualdad?

Por desgracia, no es infrecuente que en la discusión pública se malentienda la igualdad y se le vea como una amenaza a la libertad y el desarrollo. Al respecto, Diego Castañeda explica que combatir la desigualdad no es un pretexto para restar libertades, sino una herramienta para aumentarlas:

No se trata de que todas las personas sean una copia una de la otra y que todas vivan exactamente la misma vida. El tema es más bien que puedan desarrollar sus capacidades con igual oportunidad, que sean personas más libres. En ese sentido, la desigualdad constriñe a la libertad que tienen las personas.

En Desiguales (Debate), Diego Castañeda Garza demuestra que la desigualdad en México no siempre ha tenido el mismo cariz. Algunas iniciativas, como la Ley Lerdo en 1856, consiguieron una redistribución efímera de la riqueza, aunque buena parte de esta solo cambió de manos.

Un siglo más tarde, la desigualdad quedó relegada a un segundo plano, en un momento en que se discutía más cómo impulsar el desarrollo económico. Al respecto el autor explica:

En el caso de México es muy evidente que a través de nuestra historia hemos ido teniendo conquistas, pero siempre manteniendo cierto nivel de exclusión. Y lo hemos justificado de distintas maneras, quizá ahora más como si hubiera una disyuntiva entre ser más iguales o ser más prósperos, cuando en realidad son cosas que van en la mano.

Y añade:

La profesión económica en particular prefería enfocarse en hablar de crecimiento, hablar de pobreza, pero la distribución qué más da. Qué más da si hay gente muy rica y gente que es menos rica. Fue un poco hacer de lado estos discursos más redistributivos que implican cierto cuestionamiento al orden social.

Diego Castañeda Garza, autor de ‘Desiguales’ — Diego Castañeda Garza, autor de *Desiguales.* Foto: Diego Castañeda | Penguin Random House

De cara a un cambio de sexenio, Diego Castañeda Garza afirma que algunas de las medidas que sin duda combatirían la desigualdad son ampliamente conocidas. Mejorar los servicios de salud y de educación reduciría enormemente la brecha entre los extremos de nuestra sociedad, especialmente en un momento en que una emergencia de salud puede arruinar la economía de una familia:

Creo que hay un gran consenso en general entre las personas que estudian estos temas es que necesitamos muchos mejores servicios, particularmente del lado de salud y de la educación. Esas dos cosas son fuerzas igualadoras por naturaleza. Pocas cosas son más desiguadoras que un mal servicio de salud, que enfermes y tengas que pagar un servicio de tu bolsa y eso termine mandándote hacia abajo la distribución del ingreso.

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