Platicamos con Andrés Neuman y Explica la Mejor Definición del Amor que ha Dado un Diccionario

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Elisa de Gortari | N+

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Andrés Neuman habló en exclusiva con N+ sobre su nueva novela ‘Hasta que empieza a brillar’, donde aborda la vida de María Moliner, autora de uno del diccionario más querido del idioma español

Andrés Neuman aborda la vida de María Moliner en su nueva novela

Andrés Neuman aborda la vida de María Moliner en su nueva novela. Foto: Wikicommons

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En 1966 se publicó la primera edición del Diccionario de María Moliner. Esta obra titánica, apreciada por escritores y académicos, es considerada por muchos como el más importante diccionario del idioma, incluso por encima del Diccionario de la Lengua Española, elaborado por la Real Academia Española. La historia de su creación no es menos impresionante. María Moliner lo escribió por quince años en su sala, sin más ayuda que su máquina de escribir y sus fichas de papel.

Ahora, el autor Andrés Neuman ha publicado Hasta que empieza a brillar (Alfaguara), una novela que indaga en la vida de María Moliner y en la creación de su legendario diccionario. N+ ha hablado con el escritor español y argentino sobre el lanzamiento de esta novela en México.

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“María Moliner es la lexicógrafa más importante de la historia de la humanidad”

Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de novelar la vida de María Moliner?

Respuesta: La gente que trabaja con las palabras siempre me ha generado una enorme curiosidad y admiración. Y en el caso de María Moliner es, creo que lo podemos decir con bastante certeza, la lexicógrafa más importante de la historia de la humanidad. No conozco un caso similar.

Ya hay muy pocas personas que hayan que se hayan propuesto escribir un diccionario solas y lo completaran. Las pocas personas que se lo propusieron casi todas murieron antes de terminarlo. No creo que vuelva a haber un caso así en el resto del tiempo que le queda a la especie.

Estudié filología, siempre me apasionó la lingüística y siempre me gustó verla no con la frialdad académica, sino como un lugar donde se concentran todos los intereses, maravillas y conflictos que hay en el nombrar. Entonces me enamoré de ese diccionario desde que entré en la Facultad de Letras de Granada y desde entonces tengo varias ediciones de su diccionario en casa y un día me pregunté por qué sabía tan poco de la creadora de mi diccionario preferido.

Portada de Hasta que empieza a brillar de Andrés Neuman. Foto: Penguin Random House

Hablando con mis amistades empecé a comprobar que era una laguna colectiva. Casi nadie sabía nada de esta mujer, salvo que había escrito un diccionario. Entonces me puse a estudiar su vida y me quedé muy fascinado con su peripecia vital.

Me sobresaltó saber que su padre se había fugado a Buenos Aires, mi ciudad natal, y había abandonado la familia y así supe de su trayectoria docente que fue muy notable y sobre todo su vida como bibliotecaria. Fundó casi dos dos centenares de bibliotecas rurales y, ejerciendo uno de los oficios más novelescos y hermosos que puede imaginar, fue inspectora de bibliotecas rurales. Se podría haber escrito una novela o se podría hacer una película solo de la joven María Moliner, inspectora de bibliotecas rurales, yendo a conocer el tejido familiar, político y cultural de pueblitos que a veces tenían menos de mil habitantes.

Tuvo una vida riquísima y llena de pérdidas, de desgracias, al mismo tiempo de de luchas muy generosas y muy hermosas. Ya me había fascinado con su vida y estaba jugando en mi cabeza con la idea de contarla en clave de novela y me puse a hojear su diccionario como si fuera un libro.

Empecé a buscar palabras importantes en la vida de cualquier persona: amor, madre, poesía, patria, política, cuidar, mujer, poesía. Y ahí me llevé una sorpresa definitiva y fue empezar a darme cuenta que el diccionario de María Moliner, aparte de una obra de arte lexicográfica, es una obra autobiográfica.  Que a través de las definiciones que ella hace de las palabras, y los ejemplos de uso que ella se inventa, recurre de forma sistemática a su memoria personal, a su experiencia vital, a sus ideas políticas, a su posición como ciudadana y esto es constante en todas y cada una de las 80 mil palabras que escribió ella sola.

Ahí se me armó la estructura del concepto de la novela, que era contar toda la vida de María Moliner y cómo desemboca en la aventura de escribir su diccionario. Pero también quería proponer una lectura más emocional, poética y lúdica de su diccionario, tratar de interpretar entre líneas la vida de su autora a través del diccionario, es el viaje de ida y vuelta, de la vida al diccionario y del diccionario a la vida.

“Me gusta que los libros se asocien entre sí más allá de la voluntad de quien los escribe”

Pregunta: Cuando hablamos el año pasado, por el lanzamiento de Pequeño hablante, mencionaste que procuras conscientemente que cada nuevo proyecto sea radicalmente distinto al anterior. Sin embargo, en esta ocasión hay algunas conexiones evidentes entre ambos libros, sobre todo en las reflexiones sobre el habla y la infancia.

Respuesta: Me gusta que los libros se asocien entre sí más allá de la voluntad de quien los escribe. Me gusta distinguir entre la marca y el estilo. La marca que es un gesto comercial y público, es el parecido superficial entre lo que hacemos.

Por ejemplo, cuando el artista plástico tiene, yo qué sé, éxito haciendo un asterisco de arena en la parte superior, se pasará el resto de su vida incluyendo ese pinche asterisco para que sepamos de quién es. Eso sería como la marca.

Y después viene el estilo, que para mí tiene que ver con nuestras obsesiones y recurrencias, que son inconscientes y que se manifiestan de forma fatal e involuntaria. O sea, aquello acerca de lo cual no puedes evitar escribir, incluso proponiéndotelo.

Andrés Neuman, autor de Hasta que empieza a brillar, novela sobre María Moliner
Andrés Neuman, autor de Hasta que empieza a brillar, novela sobre María Moliner. Foto: Penguin Random House

Sí creo en en en esos hilos en común, que son más subterráneos e involuntarios. En el caso de este libro creo que que se comunica, como mínimo, con otros dos anteriores de forma clara.

Uno es un librito que publiqué hace ya más de una década, que se llamaba Barbarismos, que se publicó en Páginas de Espuma y que es un pequeño diccionario satírico. Es un homenaje y una crítica de los diccionarios. Ahí ni siquiera había empezado a trabajar con la figura de María Moliner, pero siempre me atrajo la idea del diccionario como artefacto literario. Hacer una lectura literaria de los diccionarios y no solamente técnica o filológica.

En realidad un diccionario es un libro prodigioso porque quiere nombrar el mundo palabra por palabra, como hace la infancia, se plantea el sentido de cada palabra como hace la poesía y piensa en el significado de las cosas como hace la filosofía. Entonces realmente es un multigénero.

En cuanto al otro libro, Pequeño hablante, empecé a trabajar con este libro, que me ha llevado como 8 o 10 años. Empecé a a documentarme sobre sobre doña María y a preparar la novela de su vida, mucho antes de que naciera mi hijo y antes de la pandemia. Y cuando ya tenía avanzado el libro, nació mi hijo y y interrumpí por completo la escritura de esta novela.

Pensé que se me había muerto la novela y al principio me angustió porque llevaba casi 200 páginas y después dejó de importarme y pensé: “Bueno, quizás este es uno de esos sacrificios que se hacen por amor, ¿no?” En el sentido de que la vida es perder y ganar cosas y y en el amor se ponen cosas que desalojan a otras.

Entonces, pensé: “A lo mejor el precio de estar criando de cerca a mi hijo y pensando en la crianza es abandonar esta novela”. Estar conviviendo con un bebé y una criatura pequeña y en mitad de una pandemia eran incompatibles con con el trabajo de una novela con documentación, con estudios histórico, con diseño de personajes, con estructura. No tenía ni tiempo ni espacio ni energías. Pero es que además emocionalmente ya no me importaba. Estaba cuidando una vida, ¿qué importaba la lexicografía?

Hasta que de pronto un día mi hijo empezó a hablar. Y al empezar a hablar volví a fascinarme por cada palabra, por cada sílaba. Volví a pensar: “¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo se llama esto? ¿Cómo se dice esto?” Y entonces una voz dentro de mi cabeza dijo: María Moliner.

Y después de un largo paréntesis volví con mucha fuerza a sumergirme en ese manuscrito. Lo reanudé. ¿Y sabes por dónde me había quedado? Por el momento en que doña María tiene a sus hijos y asiste a su aprendizaje lingüístico.

Una mujer que escribió a solas un diccionario revolucionario

Pregunta: En Hasta que empieza a brillar retratas el largo matrimonio entre el físico Fernando Ramón y María Moliner. Resulta extraño ver en una novela en español una relación intelectual y amorosa de este tipo.

Respuesta: Doña María tuvo en efecto una historia de amor muy hermosa con su marido y eso es raro. Primero es una historia de amor que dura medio siglo, ya de por sí eso es raro. Es verdad que en la época la gente seguía junta aunque se odiara, porque no se divorciaba.

En el caso de María Moliner y de Fernando Ramón fueron un matrimonio razonablemente bien avenido a lo largo de toda la vida. Pero esto fue posible creo por la gran primero la gran inteligencia emocional de María Moliner, que está en su diccionario. María Moliner sabía buscar compañeros y compañeras de viaje que, en lugar de sabotear y obstaculizar sus aventuras, se sumaran a ellas.

María Moliner mientras trabajaba en su diccionario. Foto: Genoveva Pitarch

Y su enorme inteligencia emocional se ve en el diccionario, empezando por el concepto de amor. La definición de amor del Moliner, para mí, es la más sabia que me he encontrado. Fíjate que la Real Academia definía el amor como la obtención del bien verdadero, que es una definición como un poco platónica y a la vez evangelizadora, porque si hay un bien verdadero es que hay bienes falsos.

Y María Moliner en cambio dice: “El amor es un sentimiento que experimenta una persona hacia otra”. Dice, “persona”, el sujeto del amor es la persona. Esto es increíblemente revolucionario para una mujer en pleno franquismo.

No nos olvidemos que cuando se legalizó en España el matrimonio homosexual hubo quien citó a al Real Academia, en pleno siglo XXI. Los sectores más conservadores citaban el diccionario académico como una fuente para objetar el matrimonio homosexual, porque la definición de matrimonio en el DRAE decía unión del hombre y la mujer cometiendo no una sino dos atrocidades: una, atribuyéndole a un diccionario autoridad legislativa. Los derechos no se dan y no se quitan en un diccionario.

Pero además estaba mal leído, porque no decía el hombre con la mujer, decía el hombre y la mujer. Más de medio siglo antes, María Moliner dijo que el amor era “de una persona hacia otra”. Y que se manifiesta en tres cosas, solo tres cosas: desear la compañía de alguien, alegrarse con lo que es bueno para esa persona y sufrir con lo que es malo. Y es una definición que no es tóxica, es de una enorme sabiduría y bienestar.

Creo que si María Moliner consiguió hacer tanto en su vida sin volverse loca o suicidarse, siendo tan contracultural y heterodoxa como era, es porque supo tener amores más o menos saludables, conseguírselos, construirlos. No es de extrañar que ella tuviese de jovencita mucho más interés en un sueldo que en un matrimonio. Ella no buscaba casarse, buscaba tener un pinche sueldo.

La narración como asedio y la narración como viaje

Pregunta: Ricardo Piglia menciona en La forma inicial que hay dos tipos de narraciones: una como la Odisea y el viaje; y la otra que es Edipo y es la investigación. ¿En qué categoría caería Hasta que empieza a brillar?

Respuesta: Yo creo que habría la narración como asedio, que sería como la Ilíada, y la narración como viaje, que sería la Odisea.

Creo que la novela hace las dos cosas, porque la vida de doña María hace las dos cosas. La primera mitad de la vida de María es nómada, más inestable, con cambios de domicilio, de trabajo y se convierte en una trabajadora nómada, en una época en que además ser una trabajadora era especialmente precario.

Pero después de la posguerra y de ser represaliada por la dictadura y de ser inhabilitada para cargos públicos y después de ser, digamos, sutilmente desterrada a una biblioteca de ingeniería industrial, ahí se inicia el segundo turno de su vida, que es más como Emily Dickinson. Es encerrarse entre las cuatro paredes del lenguaje para hacer una revolución en su idioma. Entonces, se pertrecha de sus fichas, de sus diccionarios y de sus ideas y silenciosamente va diseñando un plan de fuga de ese encierro.

El Diccionario de María Moliner en dos tomos
El Diccionario de María Moliner en dos tomos. Foto: Gredos

La primera vez que apareció el bikini en un diccionario

Pregunta: Una curiosidad que hay en Hasta que empieza a brillar es que es frecuente que los capítulos arranquen con un endecasílabo. Pensé que habías abandonado la costumbre de meter poemas ocultos en tus novelas.

Respuesta: Lo hice como un homenaje a algo que hacía la propia María Moliner. Yo considero a María Moliner una poeta secreta. Ella en realidad perteneció a la generación de Las Sinsombrero. No se le enmarca en esa generación, pero ella nació un par de años antes que María Zambrano. Está ahí, en esa generación.

En realidad yo creo que María Moliner sí fue poeta, solamente que su toda su obra poética está concentrada en las definiciones y ejemplos de uso de su diccionario.

Entonces cuando ella se tenía que meter en cuestiones delicadas o espinosas, muchas veces, como recurso irónico o enfático utilizaba, endecasílabos. Voy a poner un ejemplo. Tuvo que definir bikini. La primera persona que pone el bikini en un diccionario es María Moliner.

María Moliner nunca se puso un bikini, no le interesaba ponérselo y además no le gustaba ir a la playa tampoco, porque cuando se iba de vacaciones lo único que hacía era trabajar en su diccionario, esto me lo ha contado una de sus nietas. Pero sabía que su hija y después sus nietas sí usaban bikini. Y el bikini estaba prohibido por el régimen franquista, por supuesto. Es una palabra prohibida por la dictadura y ausente del diccionario oficial, no casualmente.

Y entonces ella introduce el el bikini en el diccionario, no porque le importara a ella, sino porque sabía que existía, que las chicas lo usaban y que por tanto no podía no estar en el diccionario. ¿Pero cómo lo describes en pleno franquismo? ¿Cómo describes el bikini en el diccionario, en mitad de una dictadura nacional católica? Y entonces utilizo el endecasílabo, porque va describiendo la pieza superior y luego con la pieza inferior dice “y la unión de las piernas con el cuerpo”.

Es un endecasílabo: y la unión de las piernas con el cuerpo. Y me parece un remate tan brillante y tan sarcástico. ¿Cómo convertir un eufemismo en una broma? Eso lo hacía María Moliner también. Su diccionario tiene bastantes heptasílabos y endecasílabos en momentos delicados de las definiciones y en sus ejemplos de uso.

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