Esta es la razón por la que llamamos “chichis” a los senos

¿Te has preguntado cuál es el verdadero origen de la palabra chichi?, ¿por qué la usamos para referirnos a los senos?

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Esta es la razón por la que llamamos “chichis” a los senos

Esta es la razón por la que llamamos “chichis” a los senos

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México es el país con el mayor número de hispanohablantes en el mundo y ha contribuido a nutrir este idioma con un gran número de palabras, muchas de ellas de uso cotidiano. Tal es el caso de “chichi” para referirse a los senos de las mujeres, pero ¿te has preguntado cuál es el verdadero origen de esta palabra? Seguro te lo imaginas, el origen es el idioma de los antiguos mexicas: el náhuatl. Uno de los diccionarios más importantes a la hora de estudiar el náhuatl antiguo es el de Rémi Simeón, en donde se muestra una gran cantidad de palabras cuya raíz “chichi” tiene que ver con la acción de mamar: Chichitia, por ejemplo, significa "dar de mamar"; chichini significa “el que mama”; chichiliztli es " la acción de mamar", incluso, cuando una bruja o un nahual chupaba a alguien, el verbo que se utilizaba era nitechichina (significa literalmente “chupar a la gente”); una nodriza (la persona que amamanta a los bebés ajenos) era una chichiua; el verbo para “mamar” era nicchichi y un oc chichi piltontli era el lactante, un niño que todavía mama. Pero no lo debemos confundir con “chichi” a secas porque esta palabra significaba perro y chichitl significa saliva. Ahora, si lo que quieres decir es seno en nahuatl antiguo la palabra correcta es chichiualli, aunque los nahuablantes actuales usan otro tipo de variantes que cambian según la región. En la antigüedad también utilizaban palabras para referirse a diferentes estados de los senos, desde los que estaban enfermos hasta los que eran muy abundantes (en este último caso la palabra era chichiualmecapal).

El mítico árbol que amamanta

Por otro lado (y para ver la importancia de esta raíz), existía en el pensamiento de los antiguos mexicas la idea de la existencia del Chichihuacuauhco, un árbol inmenso que estaba en la casa de Tonacatecuhtli (el señor de nuestra carne). Este árbol literalmente amamantaba a los bebés difuntos y a los niños que morían muy pequeños. El doctor Miguel León Portilla, en su libro “La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes” cita al Códice Florentino cuando se refiere a este árbol nodriza:

“Se dice que los niñitos que mueren como jades, turquesas, joyeles, no van a la espantosa y fría región de los muertos (al Mictlan). Van allá a la casa de Tonacatecuhtli; viven a la vera del 'árbol de nuestra carne'. Chupan las flores de nuestro sustento: viven junto al árbol de nuestra carne, junto a él están chupando”

Así mientras los muertos iban al Mictlan o al Tlalocan o al Tonatiuhichan según la razón de su muerte, los bebés y los niños pequeños iban al Chichihuacuauhco para ser amamantados.

El mítico Chichihuacuauhco amamantando a bebés difuntos.