Los 11 papeles más icónicos de Sean Connery

Conoce cuáles son los 11 papeles más importantes que Sean Connery tuvo a lo largo de toda su carrera

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Los 11 papeles más icónicos de Sean Connery

Los 11 papeles más icónicos de Sean Connery

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El 30 de octubre, por la noche, murió durmiendo el mítico actor Sean Connery. Tenía noventa años y estaba disfrutando de su retiro en una villa en Nassau, en las Bahamas. Sean Connery llevaba años sintiéndose cada vez más débil y enfermo. Pero el recuerdo de su presencia en pantalla nunca dejó de ser intenso y vibrante. En una carrera de cinco décadas, Sean Connery fue el más famoso espía del mundo, prisionero de guerra, ladrón de trenes, pistolero del viejo oeste, tierno amante medieval, monje, villano megalómano, el Rey Arturo, Agamenón y Robin Hood. Entre todas estas andanzas entre ficciones, Sean Connery se convirtió en un magnético símbolo sexual que atravesó varias décadas. Con la voz profunda más reconocible de la pantalla grande y la barba cerrada más perfecta de occidente, Sean Connery era una personalidad única que nos regaló innumerables momentos de emoción cinéfila. Así que, para festejar su vida, les traemos una lista con 11 grandes papeles que interpretó en una larga y valiosa carrera. Descanse en paz sir Sean Connery: usted siempre galopará entre los inmortales de los Highlands. Sean Connery como James Bond

James Bond

Sean Connery fue el primer James Bond. Algunos podrían decir, incluso, que fue el único James Bond. Desde que le dio vida, por primera vez, a ese personaje, en la icónica Dr. No de 1962, Sean Connery volvió suyo al espía de Ian Fleming. No había vuelta atrás, Bond tenía rostro, actitud y personalidad encarnadas en el elegante actor escocés. Su voz grave, su nonchalance encantadora, su hedonismo, eran suficientes para conquistar a cualquiera. Por eso, a diferencia de los James Bond más recientes, Connery no necesitaba ser fornido. Los suyo era un derroche de elegancia, inteligencia y un peculiar desprecio por el peligro. Como Bond, Connery actuó en 6 películas oficiales entre las cuáles están, por supuesto, Goldfinger, Thunderball, y From Russia With Love. Al final de su carrera como Bond, Connery regresó para filmar la espantosa Never Say Never Again en 1983. Se le notaba cansado y desganado y el James Bond que retrató ahí fue casi una parodia. Sin embargo, el recuerdo de sus mejores años como el espía más letal del mundo siguen creando una sombra perpetua sobre cualquier actor que interpreta al personaje. ¿Veremos algún día a un mejor James Bond? Lo dudo mucho… y eso está perfecto.

Mark Rutland en Marnie

En el mismo año en el que comenzó a actuar como James Bond, Sean Connery también actuó en una película de Alfred Hitchcock. Es cierto que Marnie no es una de las más conocidas o reconocidas obras del gran director inglés, sin embargo, cimentó la carrera del actor escocés y lo catapultó como símbolo sexual. De hecho, toda esta película es una compleja lectura sobre las relaciones de poder sexual. Y Marnie muestra a Sean Connery en todo un enorme registro perverso de ternura e imposición, de violencia y de fría tranquilidad. Un clásico que cada día se ve mejor.

Zed en Zardoz

Una de las caracterizaciones más extrañas de Sean Connery ocurrió en los años setenta cuando se aventuró en la ciencia ficción. Fuera de Zardoz, Connery interpretó, por supuesto, a William T. O'Neill en Outland, otra aventura espacial de la década siguiente. Sin embargo, el entallado bikini rojo, las botas, el bigote y la trenza que usó en Zardoz son difíciles de olvidar. Y por algo es el papel de ciencia ficción más recordado en la ilustre carrera de Connery. Zardoz es una película post apocalíptica que retrata un mundo dominado por una raza de humanos inmortales aburridos por la banalidad de la existencia. Zed, interpretado por Sean Connery, es un exterminador de hombres salvajes que se rebela contra el statu quo y cambia, para siempre, la dinámica perversa de los humanos inmortales. Así, con este personaje, Connery encarnó al último humano que no es impotente, una fuerza reproductiva y un pilar del conocimiento sensual. Con ese bikini, claro, no es sorprendente que Charlotte Rampling se enamorara de él. Sean Connery como Zed en Zardoz

Robin Hood en Robin and Marian

En los años setenta, entre películas de Bond, Connery actuó en producciones de primera categoría. Por ahí hizo un western con Brigite Bardot, trabajó en varias películas de Sindey Lumet (incluyendo la maravillosa The Hill) y protagonizó The Man Who Would Be King, una ambiciosa aventura histórica de John Huston que él mismo escogió como su actuación favorita. Sin embargo, el papel por el que más se le recordará, en esta época de su carrera, fue por la enorme interpretación que hizo de Robin Hood en Robin and Marian de 1976. Esta aventura en rutilante technicolor se basa en la idea de la historia cíclica. Robin Hood lleva años al servicio de Ricardo Primero y, al regresar a sus viejas tierras, se encuentra con que el Sheriff de Nottingham sigue haciendo de las suyas y quiere, ahora, deshacerse de Marian. Robin Hood se opone, la defiende y, en el proceso, construye una historia cíclica y trágica de amor y redención. En todo esto, claro, lo más increíble de esta cinta es la química de Audrey Hepburn y Connery en pantalla avienta chispas y la declaración final de amor sigue siendo un gran momento para tirar lágrimas. Una belleza nostálgica.

King Agamemnon en Time Bandits

Sean Connery en Time Bandits En los años ochenta, Connery empezó a hacer papeles de mayor madurez. Eso no quiere decir que no se siguiera divirtiendo como niño. Uno de los papeles más divertidos de Connery es, sin duda, el de King Agamemnon en la mítica Time Bandits de Terry Gilliam. El magnetismo de Connery imaginado como el rey de Micenas es algo maravilloso de ver. Sean Connery derrotando a un minotauro (con algo de suerte) y siendo alabado por su belleza, fuerza y carisma por multitudes antiguas es totalmente consecuente. A pesar de que sólo sale algunos minutos en pantalla, el tiempo que tiene en la seminal cinta de Terry Gilliam es suficiente para entender cómo, después de pasar tantos años en papeles protagónicos, Connery, humilde y generosamente, se convirtió en un actor de reparto que se entregaba, absolutamente, a sus roles.

Juan Sánchez Villa-Lobos Ramírez en Highlander

Highlander fue un fracaso absoluto de taquilla. Una película de fantasía y acción sobre guerreros inmortales que se pelean a espadazos por el mundo no era exactamente lo que el público quería. Pero el tiempo redimió a Highlander y, más allá de convertirse en un hito de culto en los ochenta, esta película acabó generando una franquicia millonaria que, en un momento, pareció inagotable. En cualquier caso, esta película no tendría un gramo de carisma si no fuera por la maravillosa presencia de Sean Connery como Juan Sánchez Villa-Lobos Ramírez, un inmortal que enseña al personaje de Christopher Lambert todo lo que necesita saber sobre cortar cabezas y correr en las playas. El personaje de Connery es empático, tierno, sabio y de enorme presencia física. Volver a ver esta cinta es recordar cómo este actor, con un arete y emperifollado de plumas, se veía mejor que una buena parte de la humanidad en sus mejores ropas. Sean Connery en The Name of the Rose

William of Baskerville en The Name of the Rose

En 1986, Jean-Jacques Annaud adaptó para la pantalla la primera novela del filólogo italiano Umberto Eco, The Name of the Rose. En esta época, veinticinco años después de su primera aparición como James Bond, Sean Connery ya tenía 56 años de edad y se dedicaba, casi exclusivamente, a los papeles secundarios. Sin embargo, para la cinta de Arnaud, decidió aceptar un papel protagónico para interpretar al mítico monje e investigador deductivo, amante de la razón y la ciencia, William of Baskerville. En esta adaptación cinematográfica, Connery transmite toda la pasión inteligente de un personaje que se emociona hurgando entre libros y que se enfrenta, con un pensamiento paterno y amoroso, a las técnicas más oscurantistas de la inquisición. Un papel inolvidable para un personaje inolvidable que prefiguró ya el personaje que crearía para él, años después, Steven Spielberg.

Jim Malone en The Untouchables

No podemos olvidar que, entre todos los directores maravillosos que lo dirigieron, desde el genial Sidney Lumet hasta Steven Spielberg, Brian de Palma merece una mención especial. En The Untouchables, De Palma se unió con el gran dramaturgo David Mamet para recrear la época de la prohibición y la caza de Al Capone. El resultado es una de las películas de crimen más interesantes de las últimas décadas; una cinta llena de la energía cinética de De Palma, de sus movimientos únicos de cámara y de una inocencia moral transparente. Entre el personaje de Elliot Ness de Kevin Costner y el muy joven Giuseppe Petri (Andy García), Sean Connery interpreta a Jim Malone, un viejo policía irlandés decepcionado por el mundo de corrupción que lo rodea. Es la contraparte a la inocencia de Petri, un hombre experimentado que entiende el mundo y que, a pesar de todos los horrores que le ha tocado presencia, sigue luchando por cambiar la realidad. Un rayo de esperanza en la forma de un acento escocés. Y el papel, claro, con el que Connery ganó su único Oscar.

Sir August de Wynter en The Avengers

Sean Connery en The Avengers Sean Connery también interpretó a villanos. Y uno de los villanos más memorables que hizo fue en la adaptación de la serie de televisión The Avengers de 1998. Para este momento, Connery ya casi cumplía setenta años y, sin embargo, hizo un papel vigorosamente físico en el que se peleó a espadazos, aventó dardos con cerbatanas y se disfrazó de felpudo osito. Como el megalómano sir August de Wynter, además, Connery pudo lucir su más intimidante falda escocesa en pantalla. Un enorme villano que cerró un ciclo como figura icónica del cine de espías: James Bond, de tanto estar en primer plano, acabó siendo su propio enemigo.

Henry Jones, Sr. en Indiana Jones and the Last Crusade

En los años noventa, Connery siguió su carrera como actor de reparto de lujo. Es una época en la que también regresó a los papeles de acción como en el icónico rol de John Patrick Mason en The Rock de Michael Bay; o junto a Catherine Zeta Jones en Entrapment; o con Lauren Fishburne en Just Cause. Sin embargo, ninguno de los papeles noventeros de Sean Connery fueron tan memorables como su aparición en el final de la saga de Indiana Jones como el padre del protagonista. La figura de Henry Jones, Sr. en esta película está llena de misterio, fe y coquetería imaginativa. Con una memorable química entre Harrison Ford y Sean Connery, esta cinta toca todos los botones adecuados para una comedia familiar de Spielberg. Connery derribando aviones nazis con un paraguas y unas gaviotas es algo inmortal. Por algo, este actor bebió del cáliz.

William Forrester en Finding Forrester

Sean Connery en Finding Forrester Una de las últimas cintas de Sean Connery antes de retirarse en 2006 para pasar sus últimos años en villas de Grecia y las Bahamas, fue una peculiar creación de Gus Van Sant. Finding Forrester es un drama feel good que salió casi exactamente diez años después de Good Will Hunting. Las dos cintas de Van Sant comparten un argumento similar y llegaron a ser comparadas. En efecto, son dos historias de superación personal entre un alumno talentoso y un maestro misántropo. En esta reescritura del drama científico que fue Good Will Hunting, encontramos ahora a un alumno prodigio en literatura que, a través del olvidado novelista William Forrester, encamina su vida para superar las duras condiciones sociales de su nacimiento. A pesar de que la cinta no es particularmente brillante, fue una hermosa despedida para la carrera de actuación de Connery. De alguna manera, este último papel funciona como despedida y testamento. Y Connery terminó como tenía que terminar una carrera de casi cincuenta años: siendo un venerable mentor.