Las Mujeres Ya No Lloran World Tour, no Solo se Cuenta por Sus Canciones; Un Homenaje a La Loba

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Shakira ha roto todos los récords en la Ciudad de México desde que arrancó su gira Las Mujeres Ya No Lloran World Tour; así se vivió uno de sus conciertos

Las Mujeres Ya No Lloran World Tour, no Solo se Cuenta por Sus Canciones; Un Homenaje a La Loba

Las Mujeres Ya No Lloran World Tour, no Solo se Cuenta por Sus Canciones; Un Homenaje a La Loba. Foto: Cuartoscuro

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A las cinco de la tarde del viernes 29 de agosto, emprendí mi camino hacia el Foro GNP para vivir una de las noches más esperadas del año: el concierto de Shakira en la Ciudad de México como parte de su gira "Las Mujeres ya no Lloran World Tour".

Durante todo el trayecto, la tormenta azotaba con fuerza la ciudad, como si pusiera a prueba la paciencia de miles de fanáticos que, como yo, se dirigían al estadio. Y justo al llegar, como por arte de magia, la lluvia terminó y el cielo se despejó. El clima perfecto para una noche perfecta.

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Después de una hora de camino, llegué a buscar estacionamiento, encontré uno en la puerta 13 del Foro GNP por 350 pesos, fue apenas el primer recordatorio de que un evento de esta magnitud hace que se incremente la oferta y la demanda.

Pelucas moradas, brillos y un homenaje a  “Las de la intuición”

A pocos metros de la entrada principal del lugar, encontramos todo tipo de mercancía desde: pelucas moradas, pareos de belly dance, coronas luminosas y hasta tatuajes de glitter con el rostro de Shakira. Me emocionó ver a familias enteras, niños y parejas que hacían de la venta callejera su sustento del día. Esa antesala fue un espectáculo: historias de lucha y supervivencia que se entrelazan con la música.

Antes de entrar a ver uno de los grandes conciertos de Shakira, el hambre me ganó. Entre puestos de comida perfectamente organizados, tacos, hamburguesas, burritos, comí un hot dog, sencillo, rápido e higiénico. Con el estómago lleno y el corazón contento, crucé las puertas del Foro para comenzar oficialmente la aventura.

Eran las 19:30 horas. Faltaban dos horas para el inicio del concierto y el estadio comenzaba a teñirse de morado y brillos. Eran incontables las mujeres que asistían al concierto con las emblemáticas pelucas moradas, falda negra, blusa blanca y corbata recreando el icónico look de la canción “Las de la intuición”, cada una con mucho entusiasmo reflejando la devoción por una artista que ha acompañado generaciones enteras. Entre saludos, bebidas y recorridos por los alrededores del recinto, la espera se convirtió en parte del ritual.

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Uno de mis momentos sorpresa de la noche, es que al caminar rumbo a mi puerta de acceso, me encontré con una cabina de radio, nos hicieron señas y me di la vuelta para ir a saludar a las locutoras Ximena Ramírez y Melani Garza, y me llevé una gran sorpresa cuando me dijeron que entraría en vivo en unos segundos, invitándonos a participar para contar nuestras expectativas del concierto, y así fue.

Salí de la cabina aún con más emoción y energía para cantar a todo pulmón

Después de esa experiencia, subimos a nuestros asientos y a las 21:40 horas, con mucha puntualidad, las luces se apagaron e inició la célebre caminata de Shakira, acompañada por más de 100 personas vestidas de plateado.

La Loba se adueñó del escenario

El público estalló. La Loba mayor se adueñó del escenario y comenzó a desplegar una lista de éxitos que viajaba por distintas etapas de su carrera: ”Waka Waka”, “La Fuerte” “TQG” “Te felicito” “La Bicicleta”, “Loba” y, por supuesto, el himno del empoderamiento femenino: “Las Mujeres Ya No Lloran, Las Mujeres Facturan”. El estadio entero se cimbró con el coro de miles de voces femeninas gritando y cantando todas al mismo tiempo. 

Hubo de todo: reguetón, baladas, momentos íntimos y hasta un mariachi mexicano que arrancó ovaciones por ver a Shakira y demostrar su amor por nuestro país. Entre cada cambio de vestuario, las pantallas proyectaban videos de su trayectoria: desde aquella niña con guitarra en mano hasta la mujer que hoy levanta a sus hijos como parte de su propia historia de resiliencia. 

El concierto 10 de Shakira

Este concierto que fue el número 10 de Shakira en la capital mexicana no solo fue una exhibición musical, sino un recordatorio de por qué sigue siendo una de las artistas más queridas del planeta. Se le vio fuerte, energética, fresca, agradecida y absolutamente conectada con el público mexicano, incluso se mudó temporalmente a la Ciudad de México para preparar su gira a principios de año. 

El Show terminó con la canción con Bzrp Music sessions, Vol. 53 y una puesta en escena apoteósica: una loba gigante emergió en el escenario, fuegos artificiales iluminaron el cielo y las pulseras luminosas repartidas al público convirtieron el estadio en un océano rítmico de luces. La loba se despidió agradecida por tanto calor de su público.

Exhausta de tanto bailar y cantar salimos del estadio. A diferencia de la llegada, fue tranquila. Policías y personal de seguridad resguardaban la zona mientras las miles de personas regresaban a casa con el eco de un rugido que quedará resonando en la memoria.

Fue una experiencia increíble, y justo saliendo del recinto tuve la fortuna de encontrarme a una de mis mejores amigas cinco filas más abajo —sin habernos dicho que asistiríamos—, y con un guiño del destino que selló una noche perfecta.

Cantamos un par de veces más en lo que llegamos a casa

Porque un concierto de Shakira no se cuenta solo por las canciones, sino por todo lo que ocurre antes, durante y después: las historias de los vendedores, los cantos colectivos, las heridas sanadas a través de su música, las luces compartidas al ritmo de la música y la certeza de que, por unas horas, todos nos volvimos parte de una misma manada. Algo que llevaré en mi corazón por siempre.

Yuridia Durán

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