Un Nuevo Muelle de Cruceros Divide a Cozumel

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N+ Emilio Sánchez

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El proyecto sería el cuarto muelle turístico en la isla. Algunos lo ven como desarrollo, otros como un ecocidio

Nuevo Muelle de Cruceros en Cozumel: ¿Entre el Desarrollo y el Ecocidio?

Nuevo Muelle de Cruceros en Cozumel: ¿Entre el Desarrollo y el Ecocidio?

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El cuarto muelle de cruceros de Cozumel todavía no existe, pero ya genera tensión en la isla.

El primer viernes de mayo, más de 50 lanchas navegaron en círculos alrededor de una plataforma donde la empresa Muelles del Caribe planea construir el proyecto, pensado para atracar cruceros de última generación. A bordo, buzos, pescadores y ambientalistas gritaron consignas en contra de la obra. En la plataforma, los empleados de una constructora subcontratada que realizaban estudios del suelo marino se vieron obligados a retirarse.

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Este tipo de protestas se han hecho frecuentes en la isla y representan un sentimiento contrario para cada parte involucrada. El Colectivo Ciudadano Isla Cozumel cree que son una forma legítima de oponerse a un proyecto que, según lo que han investigado, implicaría daños irreversibles al arrecife de coral en la zona y una mayor saturación de los servicios públicos para los cozumeleños. Pero para la empresa, los opositores han mostrado una hostilidad incompatible con el diálogo.

¿No hay cuarto malo?

Cozumel es el destino con mayor afluencia de cruceros en México y uno de los más transitados a nivel mundial. En 2024, la isla recibió a más de 4.6 millones de cruceristas, promediando 385 mil 250 por mes, según datos de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo. Como punto de referencia, la isla tiene una población de menos de 100 mil personas. 

En una economía local dependiente del turismo, esta industria representa entre 80 y 85% del mercado, de acuerdo con estimaciones empresariales. En cambio, el sector hotelero de Cozumel tiene menor presencia y no parece ser la prioridad. El hotel más nuevo tiene más de diez años, algo que contrasta con otros destinos del Caribe mexicano, como Cancún o Tulum, que cada año crecen en número de habitaciones.

Cozumel es el destino predilecto del Caribe mexicano para cruceristas internacionales. Foto: Cuartoscuro

Los buques turísticos son propiedad de compañías extranjeras. Llegan a Cozumel y se atracan en uno de los tres muelles existentes. El negocio para las empresas que construyen y administran los muelles es cobrar una tarifa por el atraque, misma que puede variar según las dimensiones del barco.

Muelles del Caribe S.A. de C.V. es una de las empresas que ofrecen este servicio en Cozumel. Forma parte de un conglomerado a cargo de la familia Molina Casares, que tiene varios negocios en el sureste mexicano. De los tres muelles actuales, el grupo ya administra uno, Punta Langosta. A decir de José Luis Cervantes, representante de Muelles del Caribe, los Molina Casares fueron pioneros en el negocio de cruceros del país, hace seis décadas.

Cervantes es contador de profesión y dirige Playa Mía, un club de playa del mismo corporativo. Ante la controversia sobre el cuarto muelle, fue designado recientemente por los dueños para defender públicamente el proyecto. Se dice seguro de que el nuevo muelle, que llevará el nombre de Cozumel Cruise Terminal, beneficiará a la isla.

Como los automóviles o los aviones, los cruceros se renuevan. En las últimas dos décadas, se han vuelto más grandes, incorporan mejor tecnología y tienen mayor capacidad. Por ejemplo, uno de los barcos en activo más antiguos es el Queen Mary 2, que puede recibir 2 mil 700 pasajeros. Mientras tanto, el Icon of the Seas, que empezó a circular en 2024, tiene una capacidad máxima de casi 10 mil personas, entre pasajeros y tripulación.

El argumento es que nuevos cruceros exigen nuevos muelles. Cervantes explica que, cuando un crucero atraca, hay un impacto físico contra la estructura del muelle que debe resistir el golpe. Por eso, el cuarto muelle mediría 18 metros de ancho y 420 metros de largo, con un área dos veces y media mayor a la terminal que ya administra Muelles del Caribe.

También los nuevos cruceros traerán a un turista distinto. El objetivo explícito del cuarto muelle es que lleguen cruceristas con mayor poder adquisitivo que el de quienes hoy pasan por Cozumel.

Los barcos más grandes traen gente que se mide menos en el gasto en su estadía, asegura Cervantes

En teoría, ese gasto más desmedido del nuevo crucerista tendría que desencadenar un estímulo económico para varios sectores: restauranteros, taxistas, entretenimiento. De ahí parte el argumento de quienes se oponen a la obra. Ponen en tela de juicio si la derrama económica realmente puede beneficiar a la mayoría de los isleños. Además, alertan sobre la potencial destrucción de un arrecife de coral.

El coral en riesgo y una isla desbordada

Guadalupe Martín es activista, científica y buceadora. Ha sido una de las voces más críticas del cuarto muelle desde la asociación civil Conservación Investigación y Manejo Ambiental de Cozumel (CIMAC). Lleva 20 años trabajando en el cuidado del arrecife Villa Blanca, que está en el mismo lugar donde se pretende construir el cuarto muelle.

El lugar planeado para la construcción del cuarto muelle coincide con el arrecife Villa Blanca. Foto: Google Maps
El lugar planeado para la construcción del cuarto muelle coincide con el arrecife Villa Blanca. Foto: Google Maps

Ubicado en la costa oeste de Cozumel, frente a la parte más turística de la isla y cerca de los tres muelles existentes, el arrecife Villa Blanca está compuesto de 89 especies de coral, según análisis de CIMAC. Martín cuenta cómo el coral es un holobionte: una unidad biológica compleja, compuesta por los pólipos animales, microalgas y comunidades microbianas que hacen posible su vida. Cualquier alteración del entorno o amenaza externa pone en riesgo su vida, que en condiciones favorables es de cientos de años.

La activista dice que los corales son seres muy románticos, porque solo se reproducen en luna llena. Admira su resiliencia y cuenta que, durante huracanes, esta cualidad es algo que también vuelve a los arrecifes una barrera protectora para los humanos durante eventos naturales extremos.

En redes sociales, CIMAC comparte imágenes de la vida marina en la zona del arrecife. Foto: @wavesandwifi2024

Gracias a la riqueza biológica de la zona, Villa Blanca también es lugar de trabajo de prestadores de servicios turísticos independientes. La gran diversidad de especies atrae al turista que quiere bucear y esto promueve la economía local.

Uno de los argumentos centrales de CIMAC y otros activistas es que Muelles del Caribe presentó una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) deficiente. Este documento, obligatorio para obtener autorización para la construcción de una obra, concede que hay algunas especies protegidas por la Norma Oficial Mexicana 059 (NOM-059), como manglares, pastos marinos, reptiles, pájaros y una especie de coral. Es decir, que la empresa reconoce que existirá un impacto al ecosistema.

MIA Cuarto Muelle
MIA Cuarto Muell. Foto: Captura de pantalla Semarnat

Pero los ambientalistas denuncian que el estudio dejó fuera especies clave, como el pez loro, la raya águila o el coral Acropora palmata, que está en peligro de extinción. Son animales que han sido estudiados por científicos en la zona y su omisión en la MIA del cuarto muelle les resulta preocupante. 

La MIA fue aprobada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en diciembre de 2021. La manifestación obliga a la empresa a cumplir con labores de resarcimiento que los activistas consideran insuficientes. Una de las exigencias es que el estudio se vuelva a hacer con más rigor.

Tras la aprobación de la MIA en diciembre de 2021, colectivos de ambientalistas salieron a protestar. María Mirón, con cubrebocas azul en la foto, ha participado desde entonces. Foto: David Paqui / AFP

En enero de 2022, Muelles del Caribe S.A. de C.V. recibió la concesión para la construcción, operación, aprovechamiento y explotación de la zona. Dicha concesión fue autorizada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y enlista como responsable a José Enrique Molina Casares.

Concesión muelles del Caribe
Concesión muelles del Caribe

“La MIA miente y normaliza los ecocidios,” asevera María Mirón, psicóloga, activista y buceadora local. Ella ha participado en las movilizaciones que exigen que la obra no se realice. Considera que las especies del arrecife tienen un valor intrínseco con derecho a existir, por encima de cualquier cálculo económico.

Mirón es una de las habitantes de Cozumel que han hecho suya la causa de la conservación del arrecife. Ha colaborado en labores de restauración y cree que debe haber una alternativa sustentable al turismo masivo que recibe la isla.

Rodrigo Huesca, profesor, activista y una voz líder del movimiento, cuestiona el impacto del negocio de cruceros. Para él, es falso que los empresarios traigan derrama económica a la isla y destaca que el 40% de la gente en Cozumel enfrenta pobreza. El dato preciso, 39.6%, puede ser confirmado en el Plan Municipal de Desarrollo de 2024-2025.

Los servicios básicos de los cozumeleños, como el sistema de drenaje, están sobrepasados. Huesca afirma que la situación se agrava con el paso de cientos de miles de cruceristas. “Siempre huele a mierda,” sentencia.

Muelles del Caribe coincide en que la planta de tratamiento de agua de Cozumel necesita mantenimiento. Pero la empresa se deslinda de la responsabilidad de resolverlo. Su representante apunta que ya hay un fideicomiso público-privado cuyos fondos serán destinados a la mejora de los servicios en la isla. Este recurso es reciente, se estableció a principios de 2025.

El Comité Técnico del Fideicomiso para el Bienestar del Turismo Crucerista está a cargo de 11 personas: cinco representantes de las compañías navieras y cinco funcionarios del gobierno de Quintana Roo. El voto de calidad lo tiene Mara Lezama, gobernadora de Quintana Roo desde 2022. 

Para financiar el fideicomiso, las navieras ponen cinco dólares por crucerista y el gobierno del estado pone otros cinco. En teoría, la gente de Cozumel y Mahahual, otro puerto del Caribe, empezará a ver los resultados de este recurso pronto.

La presión final sobre el alcalde

El movimiento de oposición al cuarto muelle de Cozumel ha logrado retrasar su construcción con estrategias legales, como amparos basados en el derecho a un medio ambiente sano. La empresa Muelles del Caribe no ha podido iniciar la obra de lleno, salvo por un fallo reciente que les permitió hacer estudios preliminares en el agua. La tensión crece.

El activismo en contra del cuarto muelle lleva más de tres años en resistencia. Foto David Paqui / AFP

A Guadalupe Martín se le quiebra la voz cuando habla de cómo proyectos pasados han destruido especies de coral valiosas. Denuncia que ha sido “levantada” y amenazada por otros casos de defensa del territorio, pero se mantiene firme. Con frecuencia, hace llamados a la protesta en redes sociales.

José Luis Cervantes, de Muelles del Caribe, insiste en que las demostraciones más recientes no motivan el diálogo. Las considera intimidatorias. Hace hincapié en que las voces disidentes ya fueron escuchadas y las autoridades han concedido todos los permisos para construir el cuarto muelle.

  • Los activistas mantienen el optimismo. Buscan que la Semarnat vuelva a poner la lupa sobre el asunto y evalúe de nuevo el impacto medioambiental del proyecto.

También aseguran que todavía están en trámite los permisos del gobierno municipal, por lo que quieren ejercer presión para que la administración del alcalde José Luis Chacón contravenga la obra. Por su parte, según medios locales, Chacón dijo a principios de mayo que no hay permiso municipal que dar y respetará las instrucciones del gobierno federal.

Oficialmente, el cuarto muelle de cruceros de Cozumel está aprobado. Pero después de años de resistencia, nadie en la isla tiene la certeza de que pronto se va a construir.

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