Shakira en CDMX: Así Vivimos el Concierto de Las Mujeres Ya No Lloran Tour

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Yuridia Durán

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Shakira inició su gira mundial en el Foro GNP de CDMX con un setlist lleno de éxitos, mariachi y una producción impactante que hizo vibrar a miles de fans

La lluvia no detuvo a los fans de Shakira

La lluvia no detuvo a los fans de Shakira en el Foro GNP. Foto: Cuartoscuro

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Bajo una tormenta que puso a prueba a miles de fans, el Foro GNP en CDMX vivió una de las noches más intensas del año con el arranque de la gira "Las Mujeres Ya No Lloran World Tour" de Shakira en la capital. Entre la lluvia, la marea morada y el estacionamiento a 350 pesos en la puerta 13, la expectativa creció a cada paso. A las 21:40 horas, con puntualidad quirúrgica, las luces se apagaron y el rugido de La Loba desató un concierto que mezcló nostalgia, poder y una producción que hizo vibrar a todos los asistentes.

Lluvia implacable y un comienzo perfecto en Iztacalco

El viernes 29 de agosto, a las 17:00 horas, Yuridia Durán inició la travesía rumbo al Foro GNP, en la alcaldía Iztacalco, Ciudad de México. Durante el trayecto, la tormenta golpeó con fuerza y convirtió la llegada en un reto para cualquier asistente. Sin embargo, al pisar el recinto, el cielo se abrió como si la ciudad diera el banderazo oficial a una noche inolvidable. Ese contraste entre caos y calma marcó el tono del evento. Con una hora de camino y el primer golpe de realidad en el bolsillo con el costo del estacionamiento, quedó claro que la magnitud del concierto iba a sentirse dentro y fuera del escenario.

Shakira invitó a Belinda a cantar con ella en su concierto en la Ciudad de México; su interpretación de "Día de enero" conquistó a miles de fans y se volvió viral.

La economía alrededor del estadio: pelucas moradas y glitter

A metros de la entrada principal, la experiencia comenzó con un corredor de venta que fue una ventana a la creatividad popular. Pelucas moradas, pareos de belly dance, coronas luminosas y tatuajes de glitter con el rostro de Shakira llenaron la escena. Familias completas, parejas y niños convirtieron la venta callejera en sustento del día, recordando que cada gran concierto también moviliza una economía que depende del flujo de fans. Esa antesala fue un espectáculo propio: relatos de lucha que se entrelazan con la música y que convierten la espera en una celebración colectiva donde cada accesorio es una bandera de identidad.

Comida rápida, organización y la marea morada

El hambre apretó antes de cruzar el primer filtro y la zona de alimentos respondió con orden y rapidez. Entre tacos, hamburguesas y burritos, un hot dog cumplió con lo esencial: simple, veloz e higiénico. A las 19:30 horas, con dos horas por delante, el estadio empezó a teñirse de morado y brillos. Decenas de asistentes recrearon el look de "Las de la intuición" con peluca violeta, falda negra, blusa blanca y corbata. En ese mar de estilos y selfies, la logística interior fluyó, las bebidas circularon y la espera se volvió parte del ritual. La noche prometía una catarsis compartida a gran escala.

Producción imponente marcó el inicio del tour de Shakira. Foto: Cuartoscuro

Una cabina de radio, dos locutoras y una sorpresa al aire

Camino a la puerta de acceso, una cabina de radio apareció como guiño del destino. Las locutoras Ximena Ramírez y Melani Garza invitaron a los fans a compartir expectativas en vivo. La espontaneidad del momento encendió aún más el ánimo previo al show y añadió una capa de adrenalina al relato de la noche. Esa intervención capturó el espíritu de comunidad que provoca Shakira, donde cada asistente encuentra su propia historia dentro de un mismo ritual musical que va mucho más allá del setlist y las luces del escenario principal.

Yuridia Durán, narró cómo ese encuentro inesperado la cargó de energía antes del show.

Salí de la cabina aún con más emoción y energía para cantar a todo pulmón.

La Loba toma el escenario: setlist, visuales y mariachi

A las 21:40 horas, el estadio explotó. Shakira abrió con su célebre caminata, arropada por más de 100 personas vestidas en plateado, y se adueñó del escenario con una cadena de éxitos que recorrió distintas etapas de su carrera: "Waka Waka", "La Fuerte", "TQG", "Te Felicito", "La Bicicleta", "Loba" y el himno "Las Mujeres Ya No Lloran, Las Mujeres Facturan". Hubo reguetón, baladas, momentos íntimos y un mariachi que desató ovaciones al ver a la colombiana abrazar la cultura mexicana. Entre cambios de vestuario, las pantallas contaron su historia, de la niña con guitarra a la mujer que hoy canta desde la resiliencia.

Fans desafiaron la tormenta para ver a Shakira en vivo. Foto: Cuartoscuro
El Foro GNP se pintó de morado en el show de Shakira. Foto: Cuartoscuro

El concierto 10 en CDMX y una conexión que se siente

Este show, señalado por la audiencia como el número 10 de Shakira en la capital, sirvió para confirmar su vínculo con México. Se le vio fuerte, fresca y agradecida. La producción fue precisa y generosa en detalles, en una ciudad donde, según la crónica de los asistentes, la artista incluso se instaló temporalmente para preparar la gira a principios de año. La precisión de los tiempos, la potencia vocal y la cercanía con el público formaron un triángulo perfecto. La energía subió tramo a tramo y se convirtió en una conversación de ida y vuelta, sostenida por coros colectivos que parecían no terminar.

Una despedida épica, seguridad y el eco de una manada

El cierre llegó con la BZRP Music Sessions Vol. 53 y una puesta en escena apoteósica: una loba gigante emergió en el escenario, los fuegos artificiales pintaron el cielo y las pulseras luminosas convirtieron las gradas en un océano rítmico. La salida fue ordenada, con presencia policial y personal de seguridad resguardando el perímetro, mientras miles regresaban a casa con el eco de un rugido. Un encuentro fortuito con una amiga, a cinco filas de distancia y sin haberse avisado, selló la noche con un toque de destino. La ciudad, ya sin tormenta, parecía despedir a la manada.

Al final, Yuridia Durán sintetizó lo vivido con una idea que resume la experiencia total de un concierto de esta escala.

Porque un concierto de Shakira no se cuenta solo por las canciones, sino por todo lo que ocurre antes, durante y después: las historias de los vendedores, los cantos colectivos, las heridas sanadas, las luces compartidas y la certeza de que, por unas horas, todos fuimos parte de la misma manada.

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