Precios que Suben, Salarios que No: Así se Vive la Crisis Habitacional en Guadalajara

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En Jalisco, el aumento acelerado en los precios de la vivienda no va acompañado de un crecimiento equivalente en los salarios, lo que dificulta que la mayoría de la población pueda acceder a una casa

Precios que Suben, Salarios que No: Así se Vive la Crisis Habitacional en Guadalajara

Crisis habitacional en Guadalajara y Jalisco. Foto: N+

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¿Quién puede pagar la ciudad que habitamos? En Jalisco, el sueño de la casa propia se esfuma. Los precios suben, los salarios no, y la gente se va.

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Testimonios de ciudadanos desplazados por crisis habitaciónal

Difícil para mí. Horrible fue lo más horrible porque yo en el centro nunca tomaba camiones. Yo siempre iba a desfiles, todo lo bonito del centro yo lo disfruté

 

Jaqueline Ríos, exhabitante del Centro

Jaqueline vivió toda su vida en el barrio del Santuario, en Guadalajara. Hoy vive en Villa Fontana, en Tlaquepaque. Como ella, miles de familias han sido desplazadas. El centro se encarece, y la periferia se vuelve la única opción, aunque sin servicios ni transporte digno.

Hace un mes, mi esposo, cómo está la ciudad bien colapsada, y el tráfico, vino una noche y dijo que ya quería regresar al centro. Busca un departamento chiquito, para los dos, y me dijo: ‘No. Los departamentos están en 9,500, chiquitos, a veces de una sola recámara

Jaqueline Ríos, exhabitante del Centro

¿Cuánto ha aumentado el precio mensual de una casa?

Hace nueve años, el costo máximo era cinco mil pesos mensuales por casas grandes. Hoy se paga lo mismo por una casa más pequeña y alejada de la ciudad.

Yo me sentía que me habían aventado en un rancho lejos y le decía: ay Dios mío, dame paciencia, no pues. Entonces, ¿qué hace uno? Se adapta

Jaqueline Ríos, expulsada del Centro

En los últimos 20 años, el precio de la vivienda, antes de descontar la inflación, subió 260%. Pero los salarios apenas un 100%. Eso quiere decir que si una vivienda costaba 1 millón de pesos en 2005, actualmente cuesta 2.7 millones de pesos.

El mercado inmobiliario en realidad se mueve por una demanda especulativa y por otros procesos, como la gentrificación, la financiarización y demás; el punto es que, en realidad, no responden a los salarios que tiene la gente y, por lo tanto, no responden a lo que la gente puede pagar

Máximo Jaramillo, coordinador del Observatorio de Desigualdades UdeG

Jalisco lidera el ranking nacional en precio promedio de venta de vivienda, con 6.48 millones de pesos según plataformas digitales. Para adquirir una se requieren ingresos mensuales equivalentes a 8.6 salarios mínimos, inaccesibles para más del 99 % de la población.

Rentar tampoco es viable. La entidad se coloca en séptimo lugar, pues el promedio es de $31,696 mensuales, lo que exige entre 12 y 14 salarios mínimos. Sin embargo, 6 de cada 10 jaliscienses ganan hasta 2 salarios mínimos.

Lo que vemos es un tema importante de la especulación con los precios, que básicamente es comprar un bien para, sin hacerle nada, venderlo más caro

Máximo Jaramillo, coordinador del Observatorio de Desigualdades UdeG

Detrás de esta especulación hay otro fenómeno llamado financiarización. Es decir, la vivienda se convierte en inversión, no en hogar. La financiarización impulsa precios que crecen por especulación, no por demanda real ni salarios, excluyendo a la mayoría.

Yo soy de los que paga medianamente bajo en esa zona porque, al quererme cambiar de vivienda, están sobre los 25,000 pesos, 17,000 pesos. Sí me ajusta, pero sí me deja pues limitado en gastos, no tal cual

Raimundo Escalante, paga $9,500 en Mezquitán Country

Sí se han encarecido justamente por la alta afluencia de la zona. Digo, sí está muy conectado y todo tiene los servicios, y todo está conectado bien, pero a lo mejor, sí, no es tan costeable para una persona

Angélica Ureño, paga $16,500 en la colonia Americana


La llegada de nómadas digitales y el auge de las plataformas de alojamiento de corta estancia también contribuyen al problema. Se estima que en colonias como La Americana hasta el 30 % se dedica a alojamientos temporales. Esto ha reducido la disponibilidad para residentes locales y eleva los precios de renta.

Lo que favorece a visitantes con mayor poder adquisitivo, impulsa la gentrificación y encarece tanto la vivienda como el comercio en toda la ciudad.

Lo que debería hacer el gobierno es, de alguna manera, buscar que se facilite ese acceso a la vivienda, ya sea por parte de vivienda pública, que casi no existe en el país, o por parte de cierta regulación al mercado que haga que el acceso sea asequible

Máximo Jaramillo, coordinador del Observatorio de Desigualdades UdeG

Yo sería feliz volviendo al centro, pero no se puede ahora; no es de querer, es porque definitivamente no, no se puede vivir ahí. //PATO// Ya no me hago ilusiones

Jaqueline Ríos, exhabitante del Centro


Yunuen Mora / N+

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