Ana y Daniel se conocieron en 2006, tienen dos hijos. Su vida como pareja y como familia no sería extraordinaria de no ser porque son medios hermanos.

De 34 años, Ana creció sin conocer a su papá. Él abandonó a su familia cuando Ana tenía pocos meses de haber nacido y formó otra familia, en la cual nació Daniel, quien es cuatro años menor.

Aunque sabían de la existencia del otro, no se conocieron sino hasta 2006, a través de Facebook. Platicando a través de la red social descubrieron que todo el tiempo había vivido muy cerca, en Santa Eulalia de Ronsana, una localidad catalana de apenas 7 mil habitantes. Así recuerda Ana la extraña situación en entrevista con Infobae:

Hasta era cómica, éramos hermanos pero no nos conocíamos de nada. […] Así que fuimos entablando una relación, quizás un poco forzada por intentar conocernos

Ana y Daniel se conocieron cuando tenían 20 y 17 años. Foto: Instagram @anaparra_bcn

Cuando Ana cortó con su novio y se fue a vivir sola, la situación cambió radicalmente para los hermanos. Empezaron a convivir más, salían juntos a fiestas, conocieron a los amigos del otro. Daniel lo contó de la siguiente forma:

Yo salía de trabajar y me iba a cenar a su casa, veíamos una peli, se hacía un poco tarde y a lo mejor me quedaba a dormir

Pronto le propuso que vivieran juntos para compartir gastos. Sus conocidos empezaron a notar que la relación era un tanto extraña antes que ellos, según recuerda Ana:

Todo el mundo lo veía, nos decían ‘es que no es normal la relación que tienen’. Nosotros nos enfadábamos, en plan ‘¿pero qué decís? Que no hay nada raro. […] Hasta que un día nos fuimos de fiesta y estábamos bailando, tomando algo y tal y Dani me dio un beso

Daniel defiende que ese beso fue posible porque no existía entre ellos el sentimiento que distingue a los hermanos. No habían crecido juntos, ni siquiera se conocieron siendo chicos:

Pero somos hermanos porque lo dice un papel, el sentimiento no es ese, si hubiese estado ese sentimiento de hermanos no hubiese pasado entre nosotros nada de esto

Pasado el beso inicial, no sintieron incomodidad alguna. Quisieron frenar lo que pasaba entre ellos varias veces, pero siempre se arrepintieron, según lo recuerda Ana:

Él me lo decía: ‘Es que eres mi hermana, no puedo estar contigo’. Y a mí ahí como que me cambió un poco el chip. Pensé: no es que no quiera estar conmigo, no es que no me quiere; no está conmigo porque soy su hermana

Durante sus primeros meses formalmente como pareja vivieron ocultándose. “No era la manera en que yo quería vivir”, declaró Ana.

Tras un viaje a Londres, donde se comportaron como cualquier otra pareja, decidieron “salir del clóset” en su pueblo natal y empezaron a vivir su relación sin miramientos.

Con el tiempo surgió el deseo de tener hijos. Tras consultar a un genetista, la pareja se enteró que el riesgo de que un hijo suyo presentara una enfermedad recesiva era apenas un 4% mayor al de las parejas que no comparten genes.

Ana Parra durante uno de sus embarazos. Foto: Instagram @anaparra_bcn

Actualmente tiene dos hijos: una niña de 5 años y un niño de 3 años. En el día a día, se desenvuelven como cualquier familia. No obstante, la ley española no les permite casarse. Así lo cuenta Daniel:

Compartimos la libreta de familia. Yo estoy reconocido ahí como padre de mis hijos y ella como la madre. O sea, todo es legal excepto que no podemos ser pareja legalmente. Eso es algo que todavía no entendemos

La pareja afirma que no buscan reivindicar el incesto y que solo desean vivir su vida. En medio, han recibido críticas de grupos religiosos, han sido acosados por morbosos y se les ha ofrecido convertir su historia en una película. Daniel y Ana afirman que solo quieren seguir siendo felices y ser una pareja legal.

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