Jorgito es un alumno de tercero de primaria y desde hace un año comenzó a cambiar; batallaba para sociabilizar. Comenzó a tener algunos movimientos que asociaban con nervios y, parecía estar distraído además de ser hiperactivo. Su familia busco ayuda, así lo relató su madre, Cynthia Ramírez:

Tiene TDA, y tiene autismo en primer grado... Yo no sabia y todas las mañanas le daba un vasito de chocolate para que se fuera desayunado a la escuela.

Después de tener un diagnóstico, comenzaron a cambiar su forma de vida, incluso al comer, a ir a terapias. Al iniciar este ciclo escolar, buscaron hablar con los maestros para explicarles la situación.

Cuando mi niño se pone muy nervioso se ríe, se ríe y se tapa la cara y tu puedes interpretar que se está burlando de ti... Determinadas conductas que nosotros ya identificamos, yo como su mamá y ella como su terapeuta, que queríamos expresarle a los maestros y nunca pudimos.

Para Cynthia, el proceder del colegio con su hijo, es inadecuado. Foto: N+

A los ojos de la señora Cynthia, todo iba bien. La única preocupación de su hijo, es que tenía poco amigos. Al inicio de este año comenzaron cursos y concursos de oratoria y declamación, donde él empezó a ganar. Él se emocionaba, pero empezaron los problemas...

Se convocó a un concurso de poesía en inglés en el mes de enero y, en el mes de enero comenzaron las agresiones contra mi niño. Él siempre traía sus rodillitas raspadas, sus piernitas... Me le decían tonto, que ojalá se muriera, porque siempre ganaba concursos y, él no me decía nada porque ahora resulta que no me quería dar preocupaciones, mi niño.

En su hogar no se daban cuenta de esta situación, hasta que el 8 de febrero, la señora fue llamada de urgencia.

Se le fue encima a uno de sus compañeros, y lo intentó ahorcar. La maestra lo separó y lo regañó y después de eso, mi hijo corrió y se intentó aventar del segundo piso y lo alcanzaron a detener.

Ese día fue expulsado y, a través de apoyo psicológico se dieron cuenta que era víctima de bullying, situación que detonó su ataque de ira. El colegio le pidió el aval de una neuróloga y una psicóloga, que la situación no volvería a pasar, pero la escuela no se comprometió a evitar los detonantes.

Colegio Castillo de Chapultepec, Campus Oriente -¿Por qué lo puso ahí?- Como se dará cuenta no somos una familia de dinero, yo buscaba educación para mi hijo.

Hoy la señora Cynthia pide ayuda; va una maestra del colegio a la cual le pagan y las clases en línea prometidas no se han cumplido. Ha ido a otras escuelas de Apodaca, pero le cierran las puertas y en la Secretaria de Educación no hay respuestas claras y menos soluciones.

La inspectora me dice que la escuela le dijo que mi hijo tiene esquizofrenia y eso es mentira. Mi hijo tiene autismo... Que la escuela le dice que le están dando clases en línea a mi hijo y, eso es mentira.

Con información de Pedro Caballero, Jorge Portillo / N+

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