José no deja de toser mientras cuenta que le preocupa saber con qué apoyo va a contar para lidiar con las secuelas que le dejó el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez. A cuatro meses del siniestro, todavía saca flemas, acompañadas de un líquido negro: “Es por el humo que inhalé y que me quemó por dentro”.

También narra que hace unos días se despertó por la noche con una sensación de ahogo, que le oprimía el pecho. No podía respirar. Le gritó a su madre para que lo ayudara. Ella solo atinó a decirle que respirara despacio y hondo y a darle un paracetamol.

A más de cuatro meses del incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, que dejó un saldo de 40 muertos y 27 lesionados, las víctimas y sus familiares aún no tienen información de en qué consistirá la reparación del daño ni cuándo y cómo se hará efectiva esta, a través de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).

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Hace unos días trascendió en medios que Francisco Garduño, comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM) informó que el Gobierno de México autorizó un total de 85 millones de pesos como parte de la propuesta de la CEAV para indemnizar a los familiares directos de los fallecidos y a los 27 lesionados.

Sin embargo, en entrevista con N+, uno de los sobrevivientes del incendio, quien pidió reservar su identidad, y a quién llamaremos José, asegura que a ellos la CEAV ni nadie les ha comunicado el monto que van a recibir ni si la reparación del daño incluirá algo más.

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Además del daño en sus pulmones, José también tuvo daño en un riñón. “De eso me dijeron que ya estoy recuperado, pero que tendré que tener cuidado de siempre hidratarme bien porque ya tuve una lesión grave en el riñón, no puedo descuidarme”.

En sus brazos, José luce las cicatrices que le dejó el incendio. El migrante las mira y su memoria regresa en el tiempo. Cuenta que a él lo agarró un agente de migración el domingo, un día antes del incendio, en el puente ya para cruzar a Estados Unidos. Lo llevo a la estación migratoria de Ciudad Juárez.

“Nos tratan como a delincuentes”

“Eso no es una estancia, es una cárcel, donde nos trataban como delincuentes. Nos tenían encerrados con candado. A mí me quitaron las agujetas, el celular, el dinero, todo, solo me dejaron lo que llevaba encima”.

El migrante salvadoreño recuerda que tenía mucha sed y no le daban agua. Le decían que si quería, valía 500 pesos. Ese domingo que lo encerraron ni comida alcanzó. Logró comer algo hasta en la noche, en la cena. Mientras estuvo detenido en la estación migratoria llegaron dos grupos de migrantes. Venían enojados, porque los agentes de Estados Unidos los habían tratado muy mal, y los de aquí también.

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“Gritaban que los dejaran salir, que tenían familia, los de migración solo les contestaban que ese no era su problema, que para qué habían salido de su país”, dice José. Los ánimos se caldearon y todo acabó envuelto en llamas.

En un minuto todo se llenó de humazón, yo gritaba: ayuda, ayuda, abran la puerta, y nadie venía a sacarnos. Después solo recuerdo ese vapor caliente, que quemaba. No recuerdo nada más. No sé cómo ni quién me sacó de ahí. Desperté un mes después, en el hospital, acá en Ciudad de México.

José dice que tiene miedo de no quedar bien de sus pulmones, necesitar ayuda médica y no tener a donde acudir.

De aquí del Instituto Nacional de Migración nos dicen que por qué no nos regresamos a nuestros países y ellos nos traen a las citas médicas cuando las tengamos, pero no hemos aceptado porque nos lo dicen así de palabra, sin un papel de por medio que sostenga eso.

El migrante asegura que aunque sí les han dado atención médica, la atención psicológica, por ejemplo, no ha sido la debida. Él solo ha tenido una terapia en todo este tiempo, que, dice, no le sirvió de mucho. Apenas este agosto va a empezar con terapias cada miércoles.

En realidad, sostiene, que les falta mucho apoyo. “Hay un compañero, sobreviviente también del incendio, que perdió su mano. A él la CEAV no le ha dado su prótesis, le dicen que están esperando que les llegue una en donación”.

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Hay otros compañeros, prosigue, que están muy mal neurológicamente. “Uno de ellos está comiendo y de pronto ya no recuerda qué estaba haciendo, y a él tampoco le han dado todavía un diagnóstico de cómo va a quedar”.

Con la vida detenida

José dice que tiene la vida no solo trastocada sino detenida. “Estoy ahí en el hotel, esperando, con mi mamá. Ya estoy cansado. Ya quiero ver cómo voy a seguir con mis planes que tenía, y nos tienen todo detenido”.

Yessenia Valdez, coordinadora de Defensa Integral de la Fundación para la Justicia, una de las organizaciones que está acompañando a ocho de los sobrevivientes del incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, sostiene que a los migrantes les faltan muchas cosas, con las que el Estado mexicano no ha cumplido.

Cosas tan básicas, pero muy relevantes para ellos, y que ya tendrían que estar resueltas, como es el caso de que se valore la función orgánica que tendrán después del tipo de lesiones que sufrieron, a uno de ellos ni siquiera le han dado una prótesis que necesita. Pareciera que la autoridad dio la atención médica inmediata para resolver pronto el problema, pero que en realidad no tienen la intención de resolver a fondo lo que causó para cada una de las víctimas este incendio.

Otras de las omisiones de las autoridades, dice la abogada, está en el tema procesal penal. “Nos costó mucho trabajo poder conocer la investigación, tener acceso al expediente, no querían reconocernos como asesores jurídicos de las víctimas, les pidieron a ellos que se presentarán en Chihuahua a ratificar los nombramientos ante el juez, cuando ellos ya estaban en otros lados. Fue todo un viacrucis”.

Valdez afirma que pudieron conocer cómo va la investigación hace apenas unos días, cuando por fin pudieron acceder al expediente y esto implica estar en condiciones inequitativas para la víctima ante el proceso. “Cuando este ya está judicializado, cuando ya va a llegar a una etapa intermedia, apenas estamos conociendo qué es lo que hay en la investigación”.

A todo eso se suma lo que Valdez llama una recomendación "tibia" de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para este caso.

Es una recomendación que no va a lo profundo, y un elemento muy importante de esto es que no se tomó en cuenta a las víctimas, al menos a los ocho que nosotros estamos acompañando, no se les hizo una sola entrevista para escucharlos, para saber cuál era su reclamo.

N+ solicitó entrevistas o información tanto a la CEAV, que refirió a este portal con el INM, a la CNDH y a la Fiscalía General de la República (FGR). Al cierre de esta edición, la CNDH respondió, a través de su oficina de prensa, que la recomendación es clara, cumple con el trabajo de investigación hecho por la Comisión, y pide la reparación integral del daño a las 67 víctimas y sus familiares.

En tanto que el INM respondió que debido a que está en proceso el tema de la reparación a las víctimas del incendio, no estaba en condiciones de proporcionar información sobre el tema.

José dice que él lo que exige es justicia, que Francisco Garduño, el comisionado del INM, les dé una disculpa cara a cara, que se les aclare la información sobre la reparación integral del daño y que las cosas cambien, “que no nos traten como delincuentes”.

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