Alerta, Estas son las Señales que Avisan de Violencia en el Noviazgo

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Andrea Vega

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Hay situaciones que están tan normalizadas que se confunden con amor, pero en realidad son formas de violencia, que pueden escalar cada vez más

Pareja camina de la mano delante de una pinta

24% de las jóvenes en el país ha sufrido violencia en la pareja. Foto: Cuartoscuro | Ilustrativa

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En las primeras semanas de noviazgo con Axel todo fue perfecto para Martha, él, de 22 años, era romántico y detallista, “un seductor”, dice ella, de 20 años. Pero más o menos a los dos meses de relación, las cosas cambiaron, empezaron los celos y el control, Axel quería que hicieran todo juntos y saber cada paso que daba su novia, ella pensó que eso era porque la amaba mucho. 

Martha, nombre ficticio para proteger su identidad, ya no tenía tiempo para hacer cosas con sus amigos, porque a su novio no le caían bien y solo quería salir con ella, al principio ellos le insistían en salir, pero con las semanas se rindieron. 

La joven también convivía poco con su familia, a Axel tampoco le caían bien. Después vinieron las peleas, él quería saber todas sus contraseñas de redes sociales y saber en todo momento con quién se comunicaba. Ella no vio las señales de alerta y después empezaron los comentarios hirientes, los insultos y finalmente los golpes. 

De acuerdo con la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del Inegi, en México, en jóvenes de 15 a 24 años la prevalencia de violencia en la pareja fue de 24.7%

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No hay cifras específicas para el caso de violencia en el noviazgo. Existía justo la Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIN), pero la última edición fue en el 2007, en ese entonces, 76% de las adolescentes entre 15 y 16 años reportó haber sufrido violencia psicológica; 17% vivió violencia sexual y 15%, física. 

“Es un grave problema que no haya datos actuales sobre la violencia en el noviazgo porque si no se puede medir no se puede saber la dimensión y por lo tanto no se pueden hacer políticas públicas más efectivas. Solo está el dato de la ENDIREH, por edades, y lo que se puede hacer es tomar el dato de 15 a 24 años cuando muchas mujeres están en un noviazgo, y ese te dice que 24.7% ha vivido violencia de pareja”, señala Elvia González del Pliego, coordinadora del Programa de Género e Inclusión de la Universidad Iberoamericana. 

Respecto a si este problema de la violencia en el noviazgo se ha agravado en México o no, Aidee Rodríguez Serrano, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, dice que más bien ahora se está visibilizando. “Las personas han empezado a identificar conductas que se romantizaban y estaban muy normalizadas, pero que en realidad son formas de violencia”.

Las especialistas coinciden en que la violencia empieza de la forma más sutil y va escalando, por eso es importante identificar cuáles son las señales de alerta que dicen que se está en un noviazgo violento. 

Las banderas rojas 

Una primera señal de alerta son los celos. “El gran problema con los celos es que se confunden con amor, la persona puede decirte es que te celo porque te quiero mucho, porque te quiero tanto tanto que te quiero para mí, no me gusta que otros te miren, y la situación empieza a romantizare, sí, claro es que me cela porque me ama, pero no, esto es una primera señal de alarma que escala a otras violencias”, dice González del Pliego. 

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De los celos viene el control. La académica de la Universidad Iberoamericana señala que violencia de pareja es “que te pida contraseñas de redes sociales, que quiera controlar a dónde vas, con quién vas, cómo te vistes”. 

Otras formas de violencia son, enlista Elvia González, cuando critican tu imagen física, cuando te comparan constantemente con las exparejas, cuando te niega lo que sientes, el clásico gaslighting, cuando tienes problemas o algún conflicto te incomoda y, sin embargo, lo pones sobre la mesa para platicarlo y la otra persona te dice que no pasa nada, que todo está perfecto, que estás alucinando. 

También es violencia cuando te obliga o te manipula para hacer cosas que no quieres, desde salidas con gente que te incomoda hasta posiciones en las relaciones sexuales que te causan incomodidad. 

Lo mismo si te critica o te dice que eres tonta o tonto, cuando te desvaloriza, te minimiza y va atacando tu autoestima.

Cuando te aleja de tus círculos de apoyo también es una forma de violencia, que además la va potenciando, y te va dejando aislada con pretextos como “tus amigos me caen mal, tu amiga me tira la onda, ellos nos tienen envidia”. 

“Todas estas violencias son difíciles de identificar porque se interpretan como demostraciones de amor, pero estas en realidad deben ser banderas rojas que indican que la situación de violencia puede ir escalando de tono”, dice la académica de la Facultad de Psicología de la UNAM. 

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La otra parte difícil es que las personas se quedan en estas relaciones, dicen las especialistas, porque son una especie de circulo entre la violencia y la seducción, en la que el agresor o la agresora pide perdón, halaga, corteja y después viene la violencia otra vez, a la par de que las críticas, las burlas, las humillaciones van minando la autoestima de la involucrada o el involucrado. 

Un error muy común es pensar que la persona agresora va a cambiar, “eso no pasa -dice Rodríguez Serrano- la gente no cambia, la recomendación si hay violencia en la pareja es terminar la relación, salvo que la persona agresora realmente se dé cuenta de que tiene un problema, lo considere así y busque ayuda, pero esto es difícil, porque además puede prometer cambiar y después eso no pasa”.

Hay que correr

Decidir terminar y escapar del círculo de violencia puede ser complicado, primero, señala Elvia González, por el mismo círculo de seducción y violencia en el que se está, después por el aislamiento de los círculos cercanos que ya tuvo la persona y después porque contarlo es complicado, la persona puede sentirse tonta por haber caído en esa situación o estar muy asustada. 

Pero sí se puede salir de ese círculo y lo primero es reconocer que hay violencia, lo cual también puede ser complicado, pero la especialista de la Universidad Iberoamericana subraya que si hay situaciones en la pareja que te hacen sentir triste, ridiculizada, minimizada, hay que hacerse caso. 

“El parámetro para medir esto que también sea el tuyo; es decir si tú a esa persona que amas no serías capaz de decirle los insultos que te dice, ni de controlarle de la manera que te controla, ni de negar lo que está sintiendo, entonces no lo permitas para ti”. 

Lo otro por hacer es pedir ayuda, a los círculos cercanos, y ser muy honesto si no se puede salir de la relación, para entonces buscar mayor apoyo, con un terapeuta, y sobre todo, dicen las especialistas hay que derrumbar mitos como que el amor romántico duele, “no, el amor no tiene que doler”, cierra González del Pliego. 

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