La cerveza es una bebida refrescante que debido a su versatilidad, ya sea sola o acompañada, resulta ser una excelente opción. Sin embargo, aunque su consumo puede aportar beneficios a nuestro cuerpo, caer en los excesos también puede traer efectos negativos para nuestra salud.

Por ese motivo, a continuación te explicaremos qué le pasa a tu cuerpo si tomas una cerveza a diario y cuáles son las consecuencias positivas y negativas que esta práctica puede ocasionarte.

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¿La cerveza es sana?

De acuerdo con varios estudios, la cerveza es rica en vitaminas, proteínas, ácido fólico y antioxidantes, por lo que su consumo moderado puede llegar a beneficiar nuestro sistema cardiovascular y óseo.

Además, según el Centro de Información Cerveza y Salud, aunque el aporte calórico varía dependiendo del tipo de cerveza, en promedio 100 mililitros de cerveza tradicional tienen 45 kcal; mientras que 100 mililitros de cerveza sin alcohol podrían solo tener 17 kcal.

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, el estudio "Cerveza, Dieta Mediterránea y Enfermedad Cardiovascular", reveló que las personas que consumían cerveza de forma moderada tenían menos incidencia a padecer diabetes mellitus e hipertensión.

En conclusión, podría decirse que el beber cerveza sin caer en los excesos puede ser un hábito saludable.

¿Qué pasa si tomas a diario una cerveza?

Aunque ya explicamos cuáles son los beneficios de la cerveza, la verdadera pregunta aquí es ¿qué le sucede a tu cuerpo cuando tomas a diario una cerveza?.

Varios investigadores indican que el beber una cerveza a diario podría ayudarnos a reducir el riesgo cardiovascular y de esta forma la mortalidad general a causa de padecimientos relacionados con el funcionamiento del corazón.

No obstante, es muy importante resaltar que la cantidad recomendada para no caer en el exceso es una cerveza al día para las mujeres, lo que equivaldría a un tercio de litro y máximo dos para los hombres, lo que equivale a dos tercios de litro.

De lo contrario, los efectos negativos a nuestra salud podrían ser considerables, pues el consumo en exceso de alcohol incrementa el riesgo de padecer enfermedades como cirrosis o cáncer de laringe, esófago, boca, garganta, colón o hígado y al mismo tiempo aumenta el riesgo de hipertensión.

Asimismo, los daños a nuestro cuerpo no solo son físicos, sino también mentales, ya que el alcohol puede elevar el riesgo de padecer depresión y ansiedad, lo que podría ser el principio del desarrollo del alcoholismo.