El espectro de la sexualidad es cada vez más amplio, y hoy te vamos a explicar qué es ser sapiosexual con el fin de que puedas plantearte con quién te relacionas de manera romántica y sexual.

¿Qué es ser sapiosexual?

De manera breve, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) define el ser sapiosexual como la capacidad de sentir atracción sexual y romántica por la inteligencia de una persona; es decir, que se tiende un vínculo intelectual.

Algunos de los rasgos de la intelectualidad que las personas sapiosexuales encuentran atractivos son la sabiduría, la cultura, la creatividad, la habilidad para resolver algunos problemas y hasta la manera de comunicar todo eso que saben. Es decir, se admira tanto la inteligencia tradicional, asociada a saberes, como la inteligencia emocional.

Quienes tienen esta preferencia toman en menor medida los rasgos físicos de una persona como parámetro de atracción.

Por el contrario, ponen en primer término sentir atracción sus habilidades intelectuales, dejando en segundo término el atractivo físico.

Sin embargo, debes de saber que la sapiosexualidad no es en sí misma una orientación sexual.

Es decir, una persona homosexual o lésbica puede sentir atracción sexual por personas de su mismo sexo propiciando las características intelectuales ya mencionadas. Pero por supuesto, también hay personas bisexuales y heterosexuales que se consideran sapiosexuales.

En pocas palabras, los sapiosexuales son personas que se sienten atraídos por el intelecto o el conocimiento, pero no vinculándolos necesariamente con títulos universitarios, sino a la manera en que el ser que los atrae logra comunicar su sabiduría.

Ahora bien, de acuerdo con el historiador Yuval Noah Harari, las mujeres suelen ser más sapiosexuales que los hombres, porque ellas son más susceptibles a iniciar la atracción por medio del oído. Es decir, es más fácil que se sientan atraídas por medio de estímulos verbales.

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Para ejemplificar qué es una persona sapiosexual podemos recurrir a la película argentino-española “Martín (Hache)” (1997, Adolfo Aristarain). En ella, Martín quiere saber más acerca de la sexualidad de Dante, el amigo bisexual de su padre, y le lanza la siguiente pregunta: “¿Te gustan más los hombres que las mujeres?”.

La respuesta a ello es la siguiente:

“¿En general, dices? De qué sexo sea en realidad me da igual, es lo que menos me importa. Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar, es igual que con las drogas. A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda; bueno, no es que no me atraigan, claro que me atraen: me encantan, pero no me seducen. Me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer, poseer, dominar, admirar… La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes. ¡Hay que follarse a las mentes!”.

Y eso es, básicamente, ser sapiosexual.

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