Las Portadas Florales de San Judas Tadeo se Hacen en Iztacalco
Fernanda Zúñiga, N+
Conoce la historia de la familia Rosa, que desde hace años se convierte en un pilar de la celebración a San Judas Tadeo en la iglesia de San Hipólito en la Ciudad de México

Integrantes de la familia Rosa posan a lado de la pieza central de la portada para San Judas Tadeo. Foto: N+
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En una calle angosta de la alcaldía Iztacalco se esconde una casa blanca. Por su fachada solo aparenta ser una vivienda más, pero en su interior se esconde el taller de la familia Rosa, donde se trabajan las grandes estructuras que, durante 20 años, lucen el día 28 de octubre en el templo de San Judas Tadeo, en el Centro de la Ciudad de México (CDMX).
A pesar de encontrarse a 600 metros de la Calzada de la Viga, uno de los ejes viales que conecta el centro y el sur de la capital mexicana, el silencio es el protagonista dentro del taller de la familia Rosa.
Los únicos sonidos que se perciben son las hojas que se mueven con el viento, los pocos pájaros que se encuentran cerca y el papel de las flores artesanales que cuidadosamente Don Santiago coloca en el unicel que está amarrado a la estructura de madera.
“Esto es muy terapéutico para mí. Por ejemplo, hay días que uno anda bien cansado, empieza a trabajar y hasta se te olvida el cansancio, por lo mismo de que nos agrada hacer las cosas”, dice entre risas Don Santiago mientras sigue acomodando las flores.
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Herencia familiar
Este trabajo, que además es parte de la tradición, cultura y folklore mexicano, ha sido parte de su vida y su herencia familiar desde hace tres generaciones.
Su abuelo, Don Candelario, fungió como sacristán, donde se dedicaba a preparar, cuidar y limpiar todo lo necesario para las misas y actividades del templo en el que participaba. Entre sus labores también decoraba el lugar para distintos eventos, desde quinceaños, bodas y celebraciones litúrgicas. De ahí que naciera la herencia familiar de hacer portadas florales.
Yo me pegué desde muy pequeño con él. Más o menos desde los seis, ocho años, andaba con él trabajando, hasta que lo fui aprendiendo más y más. Ahorita tengo 62 años de edad, ya llevo un rato en esto.
Pero este no ha sido un trabajo de tiempo completo para Don Santiago. Durante mucho tiempo de su vida se trató de un hobby, o un ingreso extra hasta hace dos años. Antes trabajaba en una compañía telefónica durante el día y por la noche se dedicaba a hacer esta artesanía.
Cuando habla sobre su inspiración, lo hace desde un lugar íntimo y creativo. Menciona que en todo lo que le rodea, desde música, colchas, figuritas y hasta documentales, encuentra algo que le gusta, lo guarda en su memoria y después trata de replicarlo en sus diseños con su propio toque.
Trabajo de varias semanas
La estructura que sería colocada el domingo 26 de octubre, dos días antes de que sea la celebración del santo de las causas difíciles, lleva por lo menos entre tres y dos semanas de trabajo. Todo inicia cuando Don Santiago dibuja la estructura, realiza el diseño y después lo vuelve realidad por medio de distintos materiales, entre ellos vara, unicel y rafia. Aunque muchas de las veces reutiliza sus estructuras que, durante mucho tiempo, se han mantenido en buenas condiciones por su calidad.
Anteriormente se hacían de pasto, se hacían con vara la figura en el piso y después iba haciendo poco a poco los demás. Estos armazones, por ejemplo, ya tienen 10, 15 años. Los nuevos que hago solo duran tres, cuatro puestas. Ya no es lo mismo que antes.
En esta ocasión la portada floral para San Judas fue realizada con flores artificiales hechas de plástico, pero la familia Rosa también las ha creado con flores naturales, fruta y dulces.

Una actividad en familia
Esta actividad es realizada por la mayoría de los integrantes Rosa: Don Santiago, sus cinco hermanas y sobrinos. El trabajo se divide de acuerdo con las cualidades de cada uno: algunos insertan las flores, otras las hojas y los más detallistas hacen los toques finales.
Juntos han podido mantener viva esta tradición, pero él no ve mucho futuro para que esto siga vigente en las siguientes generaciones, por una parte dice que la gente ya no quiere pagar por el trabajo artesanal que conlleva y por otro desconoce que sus sobrinos quieran seguir levantando pedidos después de que él fallezca, ya que ellas y ellos cuentan con trabajos externos.
Su trabajo culmina colocando la portada fuera de la iglesia de San Hipólito, la cual se encuentra entre el Paseo de la Reforma y la Avenida Hidalgo. Para lograrlo todas y todos acuden a montarlo. Se despiertan a las seis de la mañana, preparan las piezas, las suben a un camión de mudanza que rentan, lo trasladan más de ocho kilómetros y lo descargan.
“Por lo regular tratamos de llevar todo ya ensamblado para que nada más llegamos y montamos. Porque aparte ahí, en San Hipólito, se ponen un montón de puestos. Entonces, cuando nosotros ponemos la portada es difícil colocarla por partes”.
Y es así como, casi de forma anónima, la familia Rosa es parte de la celebración a San Judas a la que acuden miles de fieles. Es su trabajo lo primero que ven hombres, mujeres, niños y niñas que llegan con ilusión y fe
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Con información de N+.