Aguacate y Piña: Desafíos y Oportunidades en la Industria de Frutas Tropicales
María Hernández Lagana, Alejandro Schoor
La FAO colabora con la cadena de valor del aguacate y la piña para enfrentar desafíos ambientales y sociales

La producción de aguacate genera aproximadamente 300 mil empleos en México. Foto: Cuartoscuro
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El aguacate y la piña son dos de las frutas tropicales más populares en todo el mundo, solo superadas por el plátano, lo que les confiere una importante relevancia económica, social y ambiental. Estos sectores proporcionan alimentos nutritivos, generan miles de empleos en todo el mundo y benefician a los trabajadores y las comunidades donde se producen.
Producción y exportación en América Latina
América Latina lidera la producción y exportación de aguacate y piña fresca. En México, el aguacate fue el cultivo más importante por valor de exportación en 2023, con un valor total de más de 3 mil 100 millones de dólares y es el mayor productor y exportador de aguacate a nivel mundial, de acuerdo con la Balanza de Productos Agropecuarios del Banco de México.
Este sector genera aproximadamente 300 mil empleos y contribuye significativamente a la economía local y nacional según el Censo Agropecuario del INEGI 2022. Otros países latinoamericanos como Chile, Colombia y Perú también son importantes productores y exportadores de aguacate.
Por otra parte, la exportación de piña fresca se concentra en Costa Rica, que en 2023 exportó más de 2 millones de toneladas, seguido de Filipinas con aproximadamente 600 mil toneladas, Ecuador con más de 115 mil toneladas, y México, el cuarto exportador mundial, con alrededor de 60 mil toneladas de acuerdo con datos de la FAO.
Desafíos y riesgos ambientales
A pesar del impacto positivo de estos sectores productivos, la industria de frutas tropicales enfrenta desafíos significativos, como el cambio climático, el aumento de los costos de producción y la degradación de los recursos naturales. Por ejemplo, las altas temperaturas, las tormentas de granizo inesperadas y las sequías prolongadas han afectado la producción y la calidad del aguacate, mientras que el clima más cálido y húmedo en las zonas tropicales ha facilitado la propagación de plagas y enfermedades en la producción piñera.
Asimismo, la agricultura también tiene un impacto, tanto en la disponibilidad y la calidad de los recursos como el agua, el aire y el suelo, como en la vida de los trabajadores. Por ejemplo, la falta de prácticas laborales dignas, que no proveen de protección adecuada contra el sol a los trabajadores del campo y agricultores, los puede exponer en gran medida a la radiación solar. También las prácticas inadecuadas en el manejo de los suelos pueden conllevar a su degradación y erosión.
Algunos actores de la industria están haciendo esfuerzos para minimizar los riesgos ambientales y sociales de sus operaciones mediante el cambio en las prácticas de producción, o a través del cumplimiento de estándares voluntarios de sustentabilidad o regulaciones de importación ligadas a la sustentabilidad que se han elevado en los últimos años.
Sin embargo, la inversión para implementar prácticas sustentables tiene costos, los cuales a menudo no se comparten entre todos los actores de la cadena de valor, y los mercados no compensan de manera sistemática a los productores y otras empresas por adoptar prácticas más sostenibles.
Iniciativas de sostenibilidad
Para hacer frente a estos y otros desafíos, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzó el Proyecto de Frutas Responsables en 2020, reuniendo a representantes de organizaciones, asociaciones, productores y empresas dedicadas a la producción y exportación de aguacate y piña a nivel global.
María Hernández Lagana, Oficial del Proyecto, menciona que, “desde sus inicios, esta iniciativa de la FAO ha brindado apoyo técnico a los actores de la industria para fortalecer la identificación y gestión de riesgos de sostenibilidad en sus operaciones.” Esto se ha logrado a través del desarrollo de guías técnicas para la adaptación al cambio climático en los sectores de aguacate y piña, la medición de la huella de carbono y de agua en las cadenas de valor de la piña, y la alineación de las prácticas de las empresas con los estándares internacionales de conducta empresarial responsable.
Asimismo, el proyecto lanzó recientemente dos guías prácticas sobre conducta empresarial responsable que apoyan a las empresas de aguacate y piña a identificar y gestionar los riesgos a lo largo de sus operaciones y con respecto a sus relaciones comerciales. Además, se han organizado webinars sobre sustentabilidad en la industria de las frutas tropicales, cubriendo temas como la gestión sostenible del agua, la deforestación, la mitigación del cambio climático y la salud y seguridad ocupacional, entre otros.
“Todo ello”, menciona María Hernández Lagana, “se ha logrado gracias a una estrecha colaboración y diálogo constante con miembros de la industria aguacatera y piñera en el mundo”.
Colaboración global y eventos
En México, las dos principales asociaciones de productores y exportadores de la industria aguacatera mexicana: la Asociación de Productores y Exportadores de Aguacate de México (APEAM, A.C.) y la Asociación de Productores Exportadores de Aguacates de Jalisco A.C. (APEAJAL), así como algunas de las empresas miembro de estas asociaciones, han participado en el proyecto uniéndose así a otras empresas y asociaciones de la industria aguacatera en Latinoamérica y el mundo.
Para la industria piñera, la Cámara de Piñeros Unidos y la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (CANAPEP) en Costa Rica, así como algunas de sus empresas y cooperativas miembro, han sido partícipes del proyecto junto con otros miembros de la industria piñera mundial.
Con el fin de avanzar en el trabajo respecto a estos temas prioritarios, la FAO organizó en Roma una reunión internacional sobre Resiliencia y Sostenibilidad en las Cadenas de Valor de las Frutas Tropicales los días 15 y 16 de mayo de 2024.
Este evento reunió a representantes de las industrias del aguacate y la piña, institutos de investigación, empresas de certificación, organizaciones internacionales y equipos técnicos de la FAO. Durante el evento, se destacaron los avances logrados durante cuatro años de colaboración entre la FAO y miembros de la industria para abordar estos desafíos y las oportunidades para seguir avanzando en ellos de manera conjunta.
María Isabel Larragoiti Suárez, Gerente de Desarrollo Sostenible de la APEAM, participó en este evento y compartió las acciones que la Asociación está llevando a cabo para enfrentar los retos que enfrenta el sector aguacatero mexicano.
María Isabel expresó que la participación de la APEAM en el Proyecto permitió demostrar que, en el contexto actual, la sostenibilidad en la industria del aguacate no solo es deseable, sino crucial para asegurar la viabilidad a largo plazo de este sector. “Es fundamental continuar colaborando con todos los actores de la cadena de valor para alcanzar prácticas más sostenibles y asegurar un futuro próspero para la industria del aguacate”.
Asimismo durante esta reunión, Jorge Sánchez, Director General de una empresa productora, empacadora y exportadora de piña en Costa Rica, compartió los avances tecnológicos que están implementando para fortalecer aún más la sostenibilidad de la industria y ofrecer fruta de mayor calidad a todos los consumidores. Mencionó que para su empresa, la participación en este Proyecto ha sido muy importante, ya que “nos ha permitido conocer e intercambiar experiencias con otros productores de piña de diferentes países y la colaboración que hemos tenido ha sido muy provechosa”.
Asimismo, Jorge resaltó que, gracias a esta colaboración, se encontraron varios puntos de mejora y opciones para enfrentar los cambios de mercado, los cambios climáticos y la adaptación a los mismos.
A través de un trabajo continuo y la generación de confianza, se espera que en un futuro los sectores de la piña y del aguacate puedan replicar el éxito de otras iniciativas de la FAO, creando un espacio en el que los actores interesados trabajen en conjunto para enfrentar las continuas amenazas que se presentan.
“La FAO”, concluye María Hernández Lagana, “lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. El objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos, procurando alimentos de alta calidad para que todas las personas puedan llevar una vida activa y saludable. El trabajo de la FAO tiene como objetivo mejorar la sostenibilidad y la resiliencia de las cadenas de valor de las frutas tropicales; esto incluye trabajar con todos los actores en la adaptación y mitigación del cambio climático, la gestión sostenible de los recursos, promover la salud y la seguridad de los trabajadores, y la inclusión de los pequeños agricultores y las mujeres en estas cadenas globales”.
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