Investigadores de la Universidad de Texas en Austin han creado un decodificador capaz de escanear el cerebro de forma no invasiva y traducir esta información en palabras. Es decir: es una máquina capaz de leer el pensamiento. Ahora, especialistas en ética se preguntan si es ético emplear este invento.

Un equipo liderado por los científicos computacionales Alexander Huth y Jerry Tang publicó un artículo en donde explican el funcionamiento de un decodificador capaz de transformar el pensamiento en palabras. En rigor, esta no es la primera máquina capaz de leer los pensamientos humanos, pero sí es la primera que lo consigue de forma no invasiva.

Prototipos anteriores habían requerido de implantes que medían la actividad cerebral del sujeto. Al monitorear la corteza motora, los implantes podían predecir los movimientos de los labios y así adivinar las palabras.

En esta ocasión, el decodificador no invasivo combina imágenes de resonancia magnética funcional con un algoritmo de inteligencia artificial. Al respecto, se lee en el artículo publicado en Nature Neuroscience:

Aquí presentamos un decodificador no invasivo que reconstruye el lenguaje continuo a partir de representaciones semánticas corticales registradas utilizando imágenes de resonancia magnética funcional

Esta máquina emplea resonancias magnéticas del cerebro e inteligencia artificial. Foto: Pexels | Ilustrativa

Los autores señalan que su decodificador puede interpretar correctamente el habla que la persona imagina y también lo que mira en un video:

Este decodificador genera secuencias de palabras inteligibles que recuperan el significado del habla percibida, el habla imaginada e incluso videos silenciosos, lo que demuestra que un solo decodificador se puede aplicar a una variedad de tareas

El primer uso inmediato de un decodificador con semejantes capacidades sería para ayudar a personas que perdieron el habla. Sin embargo, este invento ha llamado la atención de forma inmediata por sus implicaciones éticas. Gabriel Lázaro-Muñoz, bioeticista de la Universidad de Harvard, declaró lo siguiente a Nature:

No quiere provocar pánico, pero el desarrollo de tecnologías sofisticadas y no invasivas como esta parece estar más cerca de lo que esperábamos. Es una gran llamada de atención para los políticos y el público

Sin embargo, los creadores de este decodificador apuntan que su hallazgo no puede invadir la privacidad del usuario, pues necesita de su cooperación para ser calibrado y usado:

Como las interfaces cerebro-computadora deben respetar la privacidad mental, probamos si la decodificación exitosa requiere la cooperación del sujeto y descubrimos que se requiere la cooperación del sujeto tanto para entrenar como para aplicar el decodificador

También cabe señalar que este decodificador amerita todavía grandes mejoras. Aunque puede describir con precisión el video que una persona está viendo, aún falla en algunas veces al momento de traducir pensamientos en oraciones.

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