¿Existen los Agujeros Blancos? Teoría Explica Este Fenómeno Predicho por la Relatividad
Elisa de Gortari | N+
Así como la relatividad predijo los agujeros negros, la teoría también predijo la existencia de agujeros blancos que expulsan materia, en lugar de absorberla; y según un nuevo estudio así se verían

Agujeros blancos podrían existir, según esta nueva teoría. Foto: AFP
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Todos sabemos que los agujeros negros son aquellos puntos del espacio donde la gravedad es tan fuerte que se convierten en una trampa para la luz y la materia. Pero esta es apenas la mitad de la historia: la teoría de la relatividad también contempla la existencia de los agujeros blancos.
Estos objetos astronómicos, en lugar de absorber la materia, la expulsarían. Ahora un nuevo estudio aborda cómo serían los agujeros blancos en la realidad.
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¿Qué son y por qué existen los agujeros negros?
Stephen Hawking afirma en La teoría del todo (Debolsillo) que para entender cómo funciona un agujero negro, primero hay que entender cómo funciona una estrella. Cada estrella nace de la fuerza gravitatoria que aparece cuando se junta el gas en el espacio.
La gravedad es tan fuerte que el hidrógeno comienza a fusionarse y convertirse en helio. Aquella reacción libera calor y luz y ejerce una fuerza hacia el exterior.
Por ello, el físico mexicano Tonatiuh Matos asegura en ¿De qué está hecho el universo? (FCE) que una estrella depende del equilibrio entre la fuerza que ejerce hacia adentro (la gravedad) y la que expulsa (la fusión nuclear). Pero el combustible de las estrellas no es infinito y tarde o temprano el equilibrio se rompe. Al respecto, Stephen Hawking escribe:
Las estrellas permanecerán estables durante mucho tiempo, mientras el calor procedente de las reacciones nucleares equilibre la atracción gravitatoria.
Cuando una estrella masiva muere, la fuerza que ejerce su peso es tan grande que esta colapsa sobre sí misma. En lugar de solo explotar, la estrella se convierte en un punto del espacio donde la gravedad es extrema, al grado de no permitir que la luz escape a su atracción. A estos objetos astronómicos les llamamos agujeros negros.
¿Qué son los agujeros blancos, el anverso de los agujeros negros?
Mucho antes de que se comprobara la existencia de los agujeros negros, estos solo existieron en nuestra imaginación. Su primera mención se remonta a 1783, cuando el físico John Michell teorizó que “una estrella suficientemente masiva y compacta tendría un campo gravitatorio tan intenso que la luz no podría escapar”.
Ahora sabemos que los pozos negros pululan por el espacio. No solo sabemos que hay agujeros negros supermasivos en el centro de las galaxias espirales, como la nuestra; también hemos sido capaces de observarlos con nuestros telescopios gracias al remolino de materia que provocan con su fuerza gravitatoria.
Gracias a las ecuaciones de Albert Einstein fuimos capaces de entender cómo eran y cómo podían ser descubiertos los agujeros negros. Pero, curiosamente, la misma teoría de la relatividad también admite la existencia de un punto del espacio que en lugar de absorber la luz, la expulsa. El físico italiano Carlo Rovelli describe de este modo este fenómeno en Agujeros blancos (Anagrama):
Un agujero blanco es una solución de las ecuaciones de Einstein. Más aún, ni siquiera es otra solución de las ecuaciones de Einstein: es la misma solución que describe un agujero negro, pero escrita con el signo de tiempo invertido. La misma solución vista como si fuera proyectada hacia atrás en el tiempo.
¿Podrían existir los agujeros negros?
Las ecuaciones de Einstein permiten la existencia de los agujeros blancos, al igual que anticiparon la de los pozos negros. ¿Entonces dónde están todos esos puntos que emiten materia y luz en lugar de absorberlas? ¿Por qué hemos visto ya agujeros negros y no agujeros blancos?
Para Carlo Rovelli la respuesta es simple: porque los agujeros blancos no se verían muy distintos a los agujeros negros. Más precisamente, el físico italiano sugiere en su libro que los agujeros negros conectan —o se convierten con los millones de años— en agujeros blancos y dicho fenómeno aún no habría podido ser observado.
Ahora, un artículo publicado en la célebre revista Physical Review Letters apunta hacia la posible existencia de los agujeros blancos. El artículo fue escrito por el cosmólogo Steffen Gielen, de la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Sheffield, y Lucía Menéndez-Pidal, doctora en Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid.
Según su propuesta matemática, apoyada en la mecánica cuántica, un agujero negro podría derivar en un agujero blanco, como explica Rovelli en su libro. Al respecto, Steffen Gielen declaró al sitio Phys:
En la mecánica cuántica, el tiempo, tal como lo entendemos, no puede terminar, ya que los sistemas cambian y evolucionan constantemente.
El resultado de esta propuesta es que se podría caer en un agujero negro y salir del otro lado, en un agujero blanco. Al respecto, el físico explica:
Hipotéticamente, un observador podría atravesar el agujero negro, a través de lo que consideramos una singularidad, y emerger al otro lado del agujero blanco. Es una noción muy abstracta de observador, pero, en teoría, podría ocurrir.
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