El Barrio de La Merced Festeja con Sonidero, Comida y Mucho Baile

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Fernanda Zuñiga | N+

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Como ya es tradición, el Mercado de La Merced festejó a su Virgen con misas, pasteles y fiesta como una forma de agradecimiento por su protección y buena venta

El Barrio de La Merced Festeja con Sonidero, Comida y Mucho Baile

Comerciantes y visitantes en el mercado de La Merced festejando. Foto: N+

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Esta vez, el fuerte ruido del mercado no viene de los gritos de los comerciantes que venden sus productos entre rimas, sino de los grandes cajones de los sonideros, dj´s y norteños que fueron contratados por los comerciantes de La Merced para amenizar la fiesta de su Virgen, la cual, dicen, ha sido bondadosa y protectora con ellos un año más. 

Este mercado es uno de los más grandes en México, solo por debajo de la Central de Abastos que se encuentra en la alcaldía Iztapalapa, al oriente de la ciudad. Y al igual que su dimensión, así son las fiestas. Es muy común ver cada 24 de septiembre decenas de altares entre los grandes y laberínticos pasillos del mercado. 

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Hay de todos los tamaños y temáticas. Algunos son adornados con globos, papel de colores y otros con grandes cantidades de flores. Ese es el caso del altar de Elvia “La Güera” Martínez.

“Así como lo ves, nos tardamos en ponerlo una semana y ni te digo la cantidad de dinero que nos costó”, dice entre risas la señora Elvia, al mismo tiempo que le hace señas a su esposo para que le pase una jarra de agua de jamaica fría. Ella menciona que este no es el más grande que ha mandado a poner. “Otros años hasta he cerrado estos tres locales para poner a mi Virgencita”. 

La señora Elvia posando con los padres que oficiaron la misa en nombre de la Virgen de La Merced. Foto: N+

La señora Elvia es una figura reconocida e importante entre los comerciantes; no lo tiene que decir, se nota cuando todas y todos los que pasan a lado de su local la saludan, le preguntan a qué hora será la comida y si pueden traer a sus hijos o nietos para la celebración. Esto no es menos, ya que ella fundó una asociación para representar a todas las personas que trabajan en La Merced.

“Para mí el mercado significa un regalo de Dios. Aquí podemos venir sin comer, pero no nos quedamos con hambre”.
Elvia “La Güera” Martínez

Otros locatarios ofrecen grandes cantidades de comida para los trabajadores y visitantes que quieran comer y compartir un rato agradable entre los largos y angostos pasillos. Tal es el caso de los hermanos Pérez, quienes en esta ocasión compraron tres borregos para preparar barbacoa y repetirla después de misa. “Mi mamá falleció hace 5 años y yo y mis cuatro hermanos seguimos con su tradición de hacerle misa a la Virgen y regalar comida. El año pasado hicimos guisados”, dice Maribel mientras organiza la gran fila de personas que de mano en mano pasan los platos de unicel con órdenes de tacos preparados y vasos que escurren consomé caliente de sus orillas. 

La Virgen nos ha dado de comer. Mis papás llegaron al mercado de niños. Trabajaron toda su vida, se hicieron de puestos y ahora nosotros seguimos aquí manteniendo a nuestra familia

Maribel Pérez repartiendo órdenes de tacos de barbacoa y consomé. Foto: N+
Maribel Pérez repartiendo órdenes de tacos de barbacoa y consomé. Foto: N+

Como toda buena fiesta, hay luces, cervezas y mujeres y hombres que bailan o esperan que alguien se anime a sacarlos a bailar. Aquí no hay motivo por el cual no lo hagas, ya que en cada pasillo hay un género distinto. ¿Buscas cumbia? Lo hay. ¿Buscas norteño? Lo hay, ¿Buscas reggaeton? Lo hay. 

“Ahora vamos allá, se escucha que ya empezó la banda”, dice uno de los visitantes mientras se limpia el sudor que le escurre de la frente y toma de la mano a su pareja de baile, que al igual que él, se limpia las gotas de su rostro sin arruinar su maquillaje. 

Lo único difícil es cambiar de fiesta porque para hacerlo tienes que pasar entre una gran cantidad de gente que rodea al sonidero y a la pista improvisada entre las verdulerías, pero sin duda, hoy es un día para sacar los mejores pasos para que todas y todos te volteen a ver. De hecho, hay muchos bailarines sin nombre, a los que nadie ha visto, pero con los que sí o sí quieren bailar. Ese no es el caso de Layla y Maytor Ordoñez; a ellos todos los conocen. 

“Nosotros tratamos de hacer nuestro propio estilo, eso es lo que hace el barrio, lo que te caracteriza. Mi identidad es ser rumbera y siento bien chingón ver el cariño de la gente cuando estoy bailando”, dice Layla un poco agitada  después de terminar una ronda de baile.

Para ella y Maytor ya es común presentarse en este tipo de festividades; un día antes fueron al aniversario del mercado de Jamaica y semanas atrás a otros lugares de la capital donde se organizan bailes en las colonias.

“La verdad es que venimos a apoyar a nuestros amigos sonideros, bailamos para hacer espectáculo y que la gente quiera bailar”, Layla, "La Rumbera".

 Layla “La Rumbera” y Maytor bailando a las afueras del mercado de La Merced. Foto: N+

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