El lugar que ocupa la “vitamina T” en la alimentación mexicana es contundente: representa una opción para la mayoría de la población económicamente activa, a la que el tiempo no le permite ir a casa a comer y volver a su trabajo; sin embargo, el precio de tacos, tortas, tamales y otras garnachas se ha incrementado hasta en 70%.

Así lo alertó la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), que realizó un estudio sobre la variación de precios en el mercado de los alimentos preparados en México desde antes de la pandemia de COVID-19 a la fecha.

La mayoría de la población económicamente activa se ve orillada a comer en la calle debido a los tiempos. Foto: Cuartoscuro | Archivo

“La variación de precios de la ‘vitamina T’ es hasta un 70% al alza, lo que muestra y demuestra con toda nitidez la inflación alimentaria en México”, expresó en un comunicado.

La organización hizo énfasis en que se trata de un flagelo que cotidianamente erosiona la economía popular, pues reiteró que los precios de los alimentos en el país reportan una tendencia alcista, así como el costo de los servicios del hogar:

Anpec ha venido reportando que la inflación alimentaria está al doble de la general, llegando a ser del 9%. El costo de los servicios y los alimentos es lo que está detonando este rebote.

‘Vitamina T’ en la alimentación de mexicanos

De acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes, la ‘vitamina T’ se refiere a la “dieta del antojo”, que incluye tacos, tortas, tamales, tostadas, pambazos, elotes, esquites, chilaquiles, quesadillas, gorditas, flautas, entre otros.

“Nuestra ingesta es una ingesta con una inercia y una tradición gustativa, volcada a los antojos. Por ello, el lugar que ocupa la ‘vitamina T’ en la alimentación nacional es contundente”, manifestó.

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Cuauhtémoc Rivera, presidente de Anpec, añadió que la mayoría de la población económicamente activa se ve emplazada a comer en la calle debido a los tiempos.

La población urbana y metropolitana del país sale al trabajo y se resigna a volver a casa hasta la noche; esta situación, además de horas eternas de traslado costosas, fastidiosas, insalubres e inseguras, los coloca de cara a los límites de su bolsillo a escoger dónde y qué comer durante su jornada laboral.

De igual manera, la organización manifestó que el costo de la comida hecha en casa o ya preparada es un factor que detona el rebote inflacionario que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó en noviembre de 2023.

“Después de venir la inflación con una tendencia a la baja, en noviembre se rompe esta inercia y la inflación se elevó a 4.32% y todo indica, a decir de los especialistas, que viviremos una burbuja inflacionaria de al menos seis meses más”, lamentó Rivera.

Así, previó que se inicie el 2024 con una constante inflacionaria y sostuvo que la inflación es “una adversidad lacerante que golpea al pueblo trabajador que gasta 90 centavos de cada peso que ganan en la compra de alimentos. La inflación es un impuesto que pega más a los pobres, por lo que es el impuesto que produce mayor pobreza”.

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Con información de N+.

spb