¿2025 Fue el Año con las Lluvias Más Intensas en CDMX? Lo que Revelan los Registros
Arantza Ocampo
Autoridades reportan récords en junio y julio del 2025, aunque especialistas aclaran que no son lluvias atípicas según los registros históricos

En la Ciudad de México, las lluvias de junio y julio alcanzaron registros no vistos en décadas, según datos de la Conagua. Foto: Cuartoscuro
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En varias alcaldías de la Ciudad de México (CDMX), las lluvias de los últimos meses encendieron las alarmas. Junio de 2025 cerró con 211.6 milímetros de precipitación y julio con 131.4 milímetros, cifras que el gobierno capitalino calificó como récords de décadas.
El 31 de julio cayeron más de 38 millones de metros cúbicos de agua en pocas horas, volumen suficiente para llenar miles de pipas. La ciudad se enfrenta a calles anegadas, coladeras rebasadas y un drenaje al límite, lo que ha desatado preguntas urgentes sobre el origen real del problema.
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Lo que dicen los registros oficiales y por qué importa
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) confirmó que junio y julio estuvieron por arriba del promedio histórico. De acuerdo con los reportes del Servicio Meteorológico Nacional, el centro del país vivió un periodo anormalmente lluvioso. Este tipo de validación técnica es clave para dimensionar el fenómeno, porque distingue entre una percepción mediática de "tormentas nunca vistas" y la evidencia estadística que ubica cada temporal dentro de la climatología conocida para la CDMX. Entender ese marco evita conclusiones apresuradas y guía mejores decisiones públicas.
Fabián Vázquez, coordinador del Servicio Meteorológico Nacional, instancia federal encargada de analizar y comunicar las condiciones del clima en México, señala:
El centro de México ha estado anormalmente lluvioso. El mes de junio estuvo muy por arriba de la climatología, es decir, del promedio histórico de los últimos años.
¿De verdad son lluvias fuera de lo común? El año que rompió todos los moldes
Los datos históricos cuentan otra historia. En 1991, junio acumuló 281.9 milímetros y julio alcanzó 357.5 milímetros, el registro más alto del que se tiene memoria para la capital. Estas cifras rebasan por mucho lo observado en 2025 y ponen en perspectiva lo que hoy se califica como "histórico". La comparación no minimiza los impactos actuales. Más bien revela que la memoria hidrológica de la CDMX incluye episodios mucho más intensos y que el verdadero reto no es solo cuánto llueve, sino cómo se gestiona esa agua en una metrópoli compleja.
Emmanuel Zúñiga, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM y especialista en análisis territorial e histórico de fenómenos hidrometeorológicos, explica:
Cuando las autoridades comunican que existe una lluvia atípica, en muchos casos no es cierto, ya que al revisar los registros históricos podemos encontrar lluvias mayores o iguales a las actuales.
La vulnerabilidad estructural: la ciudad se inunda aunque llueva poco
Especialistas coinciden en que la CDMX es vulnerable por razones que van más allá del milímetro de lluvia. El asolvamiento de coladeras y drenajes por basura reduce la capacidad hidráulica. El crecimiento desordenado de la mancha urbana impermeabiliza el suelo y acelera escurrimientos.
A esto se suman limitaciones en la recolección de desechos y la propia geografía de cuenca, donde el agua se concentra en zonas bajas. Por eso, incluso una lluvia moderada puede provocar encharcamientos, cierres viales y afectaciones a viviendas en múltiples alcaldías.
Zúñiga, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM y especialista en la relación entre urbanización, topografía y riesgo hídrico en el Valle de México, explica:
Estamos en una cuenca que acumula agua de lluvia en sus zonas más bajas. Este es el principal factor que contribuye a que incluso una lluvia ligera o moderada genere encharcamientos o inundaciones.
Obras gigantes, problema más grande: cuando el drenaje ya no alcanza
La CDMX levantó obras monumentales para sacar el agua, como el Gran Canal del Desagüe, el Drenaje Profundo y el Emisor Oriente. Son infraestructuras que han salvado a la ciudad de episodios peores, pero hoy enfrentan límites. La urbanización se expande más rápido de lo que se renueva la capacidad hidráulica. Cuando una obra entra en operación, la demanda ya creció.
Sin mantenimiento constante, manejo de residuos efectivo y planeación metropolitana, cualquier sistema se ve rebasado y se convierte en un cuello de botella durante tormentas intensas.
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Emmanuel Zúñiga, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, especialista en desempeño de infraestructura hidráulica ante el crecimiento urbano y el cambio de uso de suelo, señaló:
Como esta es una ciudad que aparentemente no ha sido planeada y sigue sin planearse, todas estas obras se ven rebasadas. Cuando se termina alguna, el problema ya avanzó más.
Cambio climático: no siempre lloverá más, pero sí podría ser más disruptivo
La intuición dice que el calentamiento global trae más lluvia, pero los estudios para el centro del país matizan esa idea. Bajo escenarios de calentamiento, podría llover menos en el promedio anual, aunque con eventos más concentrados y extremos que saturan en minutos lo que el drenaje no puede conducir.
La clave está en la distribución temporal y en la intensidad, no solo en la suma anual. Esa combinación hace que la gestión del riesgo requiera planeación urbana, mantenimiento y alerta temprana, además de datos abiertos y comunicación clara.
Víctor Manuel Torres, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, especialista en variabilidad climática y escenarios futuros, advirtió:
Los años pasados tuvimos mínimos de precipitación. ¿Va a llover siempre así? No. Los estudios indican que bajo un escenario de calentamiento global, llovería menos.
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