¿Qué Es el Proyecto CAIE? Niñas y Niños Aprendan a Leer entre Semáforos de la CDMX
Astrith Tolentino
Más de 3.7 millones de menores en México han abandonado la escuela para incorporarse al trabajo infantil

Niñas y niños reciben clases improvisadas en un semáforo de la Ciudad de México. Foto: N+FORO
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En la alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, una escena cotidiana esconde una crisis urgente: niñas, niños y adolescentes que, en lugar de asistir a la escuela, pasan sus días entre coches, bajo el sol y expuestos al riesgo constante del tráfico. De acuerdo con cifras oficiales, alrededor de 3.7 millones de menores en México han abandonado las aulas para incorporarse al trabajo infantil.
La mayoría lo hace en condiciones precarias, vendiendo dulces o limpiando parabrisas en cruceros de la capital. Frente a esta dura realidad, nació CAIE, un proyecto impulsado por jóvenes universitarios que decidieron llevar la educación directamente a las banquetas, donde más se necesita.
¿Por qué surgió CAIE? Una respuesta a la desigualdad que se vive todos los días
CAIE, cuyas siglas significan Colectivo de Apoyo e Intervención Educativa, fue fundado por estudiantes universitarios que no quisieron quedarse como simples espectadores ante una injusticia evidente: mientras ellos acudían a clases en instituciones privadas, muchos menores de edad pasaban horas bajo el sol pidiendo monedas.
Paola, una de las fundadoras, explica que la idea surgió frente a un semáforo, al notar la misma escena repetirse día tras día.
CAIE surge de ver una desigualdad constante en la ciudad. En el semáforo de enfrente veíamos a los mismos niños pidiendo dinero bajo el sol todo el día, mientras nosotros teníamos la oportunidad de ir a una universidad privada. Un día me acerqué a las mamás y les pregunté si sabían leer y escribir y si les interesaba que diéramos clases a sus hijos. Al día siguiente regresé y las clases empezaron.
Lo que comenzó con cuadernos improvisados y colores comprados al último minuto, se ha transformado en una red de aulas móviles que recorre distintos semáforos de la ciudad.
Infancias indígenas migrantes: Las más afectadas por la desigualdad educativa
Una parte importante de las niñas y niños atendidos por CAIE proviene de familias indígenas migrantes originarias de Chiapas, principalmente hablantes de tzotzil. Esta situación los coloca en una doble desventaja: viven en situación de calle y enfrentan barreras lingüísticas que dificultan su integración al sistema educativo tradicional.
Paola describe que las jornadas de trabajo de CAIE pueden durar hasta cinco horas diarias y abarcar varios puntos de la ciudad.
Pasamos de tres a cinco horas al día en la calle y visitamos hasta tres semáforos. Las edades van desde bebés de un año hasta niños de 12 o 13, y la mayoría no sabe leer ni escribir, a pesar de que se diga que van a la escuela en Chiapas.
Mucho más que clases: Educación para la vida en la ciudad
Además de enseñar a leer y escribir, CAIE imparte talleres de nutrición, salud mental y crianza, no solo para las infancias, sino también para sus madres, quienes suelen acompañarlos durante las jornadas de trabajo en la calle.
Álvaro, otro de los miembros del colectivo, señala que la falta de habilidades básicas pone en riesgo a estos niños y niñas todos los días.
No saben utilizar el transporte público porque no pueden leer. Tampoco saben qué hacer en caso de una emergencia o a quién llamar. Incluso desconocen cómo acceder a chequeos médicos.
Para mantener la atención de los menores, las actividades educativas se adaptan al entorno urbano.
Tratamos de que las actividades sean divertidas: juegos relacionados con la calle, buscar letras en las placas de los coches o identificar palabras en su entorno.
Una "caietienda" y voluntarios: Así se sostiene este proyecto
Actualmente, CAIE cuenta con 20 voluntarios activos. Gracias a donaciones, el colectivo creó una innovadora herramienta: la "caietienda", un sistema de incentivos en el que los menores pueden canjear sus horas de estudio por productos de primera necesidad, como alimentos, ropa o artículos escolares.
Este mecanismo ha demostrado ser clave para fomentar la permanencia de los niños en las actividades educativas, a pesar de las múltiples dificultades que enfrentan.
Hasta ahora, CAIE ha atendido a cerca de 100 niñas y niños en distintos semáforos de la Ciudad de México. La meta del proyecto es clara: seguir creciendo para que cada menor en situación de calle tenga acceso a una educación digna, incluso si su aula es una banqueta.
¿Cómo puedes apoyar el trabajo de CAIE?
Si te interesa apoyar el trabajo de CAIE, puedes hacerlo mediante donaciones de materiales escolares, alimentos, tiempo como voluntario o recursos económicos. El colectivo comparte regularmente sus avances y necesidades en redes sociales, donde también documentan el impacto directo de sus intervenciones.
Educación en la calle no debería ser la norma, pero mientras las condiciones estructurales no cambien, proyectos como CAIE se convierten en una tabla de salvación para muchas infancias que aún esperan una oportunidad.
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