El Médico que te Atenderá Posiblemente No Ha Dormido en 36 horas: Su Salud y la Tuya, en Riesgo
Andrea Vega | N+
Médicos residentes enfrentan jornadas extenuantes de hasta 36 horas, sin supervisión ni condiciones dignas. Esta situación pone en riesgo tanto su salud como la seguridad de los pacientes

¿Cuántas horas lleva sin dormir el médico que te va a atender? Ilustración: N+
COMPARTE:
Dormir permite que nuestro cuerpo recupere energía, física y mental. Una buena noche de sueño ayuda a estar concentrado durante el día y a tomar decisiones adecuadas. Pero el médico residente que se encargará de nuestra consulta médica —o incluso de asistir una cirugía de primer nivel— probablemente no ha pegado el ojo en 36 horas, o más, y ello no solo compromete su salud, la tuya también podría estar en riesgo.
En el sector público de salud en México, miles de médicos residentes —aquellos que ya tienen título, pero aún están en formación como especialistas— enfrentan jornadas que cuadruplican las horas previstas en la Ley, a veces de pie y sin comer, y con responsabilidad total sobre la vida de los pacientes.
“Tú entras a las 7:00 de la mañana un lunes, haces guardia ese día, y si luego sigue la jornada normal sales hasta las 7:00 de la tarde del martes. Son 36 horas seguidas”, explica Cristian Rivera Ahmed, residente de segundo año e integrante del Colectivo de Médicos en Formación.
Las largas jornadas no solo afectan la salud física y mental de los médicos en formación, sino también a los pacientes que dependen de ellos.
“Cuando llevas tantas horas sin dormir o sin comer, no estás en tus cinco sentidos. Puedes cometer errores. El riesgo siempre está ahí”, asegura Alejandro, un residente de Sonora, que pidió usar un nombre ficticio.
Noticia relacionada: Rutina para Dormir Mejor: Con esta Dinámica Mejoras el Sueño Sin Tomar Medicamentos
¿Quién dijo que es una buena idea?
Pero, ¿a quién se le ocurrió que era buena idea que los residentes hicieran estas guardias extenuantes? El modelo de residencias médicas, concebido para formar especialistas de alto nivel, nació en Europa en el siglo XIX y fue adoptado oficialmente en México en 1942. Inspirado en las estructuras de formación en Viena y Johns Hopkins, el esquema mexicano se implantó con un alto grado de exigencia, disciplina y una visión jerárquica de la enseñanza.
Desde entonces, las guardias extenuantes han sido parte central de la formación médica. Aunque a nivel internacional se han impuesto límites —como en Nueva York tras la muerte de Libby Zion en 1984, lo que derivó en la recomendación de jornadas máximas de 24 horas y 80 horas semanales— en México, la situación ha cambiado poco.
La NOM-001-SSA-2023 estableció un tope de dos guardias semanales y jornadas que no deben superar, en promedio, las 80 horas por semana. Pero esto, en palabras del médico y abogado Mauricio Sarmiento, es letra muerta.
“La realidad es que casi ningún hospital cumple la Norma. ¿Para qué tenemos derechos si las autoridades no los hacen valer?”, cuestiona. No hay mecanismos de supervisión, ni sanciones, ni voluntad política, afirma.
Las jornadas son extenuantes, porque se juntan las guardias de 24 horas con la jornada normal del día siguiente y los turnos acaban siendo entonces de 36 horas. Por lo general, salvo en hospitales comunitarios o con escasez de personal, solo los internos de pregrado (estudiantes que están en el último año de la carrera de medicina) y los residentes tienen estos horarios.
La razón de todo esto es simple, dice Sarmiento: “Es más barato explotar a los médicos en formación que contratar más personal”.
Una cosa es lo que dice el papel
Hace tres semanas se suicidó Abraham Reyes, quien era médico residente de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 25 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Las jornadas extenuantes y el acoso de superiores forman parte de la investigación.
José realiza su residencia en el mismo hospital. Cuenta que en el papel las jornadas laborales empiezan a las 7:00 de la mañana, pero en algunos servicios quirúrgicos los residentes entran, en realidad, a las 3:00 de la madrugada, para acabar de revisar a múltiples pacientes y hacer todo lo administrativo, antes de las rondas médicas de las 5:00 de la mañana.
Sin un sistema de control biométrico, los residentes, dice José, deben registrar su entrada manualmente a las 7:00, para encubrir la verdadera duración de sus jornadas.
La carga laboral también está mal distribuida, acusa: los residentes de primer y segundo año cargan con la mayor parte del trabajo clínico y administrativo, mientras que los de años superiores muchas veces solo delegan sin supervisión.
“En más del 70% de los casos en este hospital, los pacientes son atendidos sin la supervisión directa del médico especialista responsable", asegura.
“Nos toca hacer de todo: desde maniobras de reanimación hasta explicar dudas a los familiares, todo con el cansancio acumulado”, dice Alejandro, un residente de Sonora.
Noticia relacionada: Como en ‘Inception’: Consiguen que Dos Personas Dormidas se Comuniquen en Sueños
Ana, quien también pidió cambiar su nombre por temor a represalias, es residente del Hospital de la Mujer, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Ahí ha vivido las consecuencias físicas y emocionales de una estructura que exige más de lo que el cuerpo humano puede tolerar.
“Mis guardias son cada cuatro días, de 24 horas, pero con el turno que sigue terminan siendo de 36. Si no se acaban los pendientes, se alarga más. A veces ni tiempo para comer hay”, relata.
La rutina implica sobrevivir con comida rápida, bebidas energéticas —“dosis caballo”, como les llaman— y pocas horas de sueño. En casos extremos, algunos han recurrido incluso a drogas ilegales para poder mantenerse en pie durante turnos interminables.
“Tengo compañeros que han tomado hasta cinco latas de Monster en una sola guardia. Una colega ya egresada terminó con un problema cardiaco por eso”, dice.
Y todo eso le pasa factura a los pacientes. En un caso reciente en el Hospital de la Mujer, en Ciudad Juárez, Ana dice que una paciente terminó perdiendo la matriz tras una hemorragia que no se atendió a tiempo.
La residente encargada llevaba casi 24 horas sin comer y sin dormir. “La paciente se resistió a que la revisara, y mi compañera, en lugar de insistir, ya por el cansancio y el hartazgo solo dijo: ‘Hasta aquí. Que sea lo que Dios quiera’”.
“Yo también he pensado eso, cuando ya no das más y sabes que puedes cometer un error grave, pero el cuerpo ya no te da, solo dices: ‘hasta aquí’”.
Noticia relacionada: ¿Por Qué Hay Quien Descansa Solo con 4-6 Horas de Sueño? La Respuesta Puede Estar en los Genes
Las guardias como castigo
“Dormía parada en las cirugías. Ya no distinguía los días. Solo sabía que no podía irme a casa”, recuerda Guadalupe López Martínez, quien fue residente de cirugía maxilofacial en el Centro de Alta Especialidad Dr. Rafael Lucio, en Veracruz. Su testimonio, que hoy es parte de un proceso judicial en curso, expone con crudeza una práctica que muchos comparten, pero pocos se atreven a denunciar: las guardias de castigo.
Desde su ingreso en 2022 a ese hospital, Guadalupe fue sometida a jornadas laborales inhumanas. En su primer año como R1, llegó a estar semanas enteras casi sin descanso, saliendo del hospital a las 3:00 de la mañana y regresando a las 5:00 de la mañana, con apenas dos horas en casa.
Lo más alarmante: las guardias no eran solo parte del programa formativo sino una herramienta punitiva. “Guardias de castigo”, les llamaban. Eran asignadas de manera arbitraria por su jefa de servicio, una médica con antecedentes de maltrato a residentes, especialmente mujeres casadas, de quienes decía que para qué gastar tiempo en ellas si iban a acabar en la cocina, según denuncia. Esta autoridad institucional le decía abiertamente: “Las mujeres no pueden tenerlo todo. Escoge: tu carrera o tu vida personal”.
En febrero de 2023, la residente pasó un mes completo sin salir del hospital, cumpliendo una guardia de castigo. Dormía en sillas, sin ropa limpia ni acceso libre a alimentos o sanitarios. Su esposo le llevaba comida, ropa, medicamentos.
Me quedaba dormida escribiendo y me golpeaba con la computadora. Ya no me sentía humana.
Guadalupe cuenta que incluso se llegó a quedar dormida parada, mientras atendía a los pacientes. Dice que nunca tuvo un error que lamentar, pero asegura que los obligan a atender a las personas con un cansancio excesivo que pone a todos en riesgo.
Hoy, Guadalupe, que logró su cambio a otro hospital en el estado de Hidalgo, espera una resolución positiva al proceso judicial que está llevando contra la médica que abusó de su posición.
Las guardias de castigo, que sancionan con más trabajo a quien comete un error, aunque éste sea menor o a quien no le cae bien a los jefes o a los residentes de los últimos años, son parte de una cultura jerárquica muy arraigada.
“El R1 se equivoca o se le olvida algo y se da cuenta el adscrito, y le dice al R5 y el R5 se va para abajo, regaña al R4 y así va la cadenita famosa de regaños”, dice Cristian Rivera.
En algunos hospitales, incluso, se obliga a los nuevos subespecialistas a vivir en el hospital durante sus primeros meses, como una especie de rito de iniciación no oficial. La lógica: si no puedes con eso, no mereces estar ahí.
Noticia relacionada: ¿Tienes Mala Calidad de Sueño? Estos Son Algunos Indicadores
No solo es agotamiento físico
La sobrecarga no es solo física. La violencia verbal y el aislamiento emocional también son comunes. “Todo el tiempo te dicen que no sirves, que eres un tonto. Y llega un punto en el que hasta lo crees”, cuenta un residente del Hospital del ISSSTE de Tláhuac, en Ciudad de México, quien denuncia que uno de sus compañeros acaba de estar internado en el área de psiquiatría por una depresión mayor, debido a todos los maltratos y abusos a los que los someten. Él mismo, agrega, ha tenido pensamientos suicidas.
Ana dice que ella terminó en vigilancia psiquiátrica por depresión mayor después del primer año de residencia, pero tuvo que pagar por esa atención. Hasta hace unas semanas, el hospital nunca había ofrecido atención psicológica. “Apenas ahora nos van a valorar con un psicólogo, después del suicidio de Abraham, en Monterrey”.
Cristian lo dice con franqueza: “durante el internado, una compañera de mi guardia se suicidó. No es algo que deba normalizarse, pero lamentablemente no es un caso aislado”.
El caso reciente de Abraham —residente cuyo suicidio ha resonado en redes sociales y entre los gremios médicos— pone una vez más sobre la mesa las condiciones que enfrentan los médicos en formación.
Sarmiento plantea una pregunta urgente que debería hacerse cualquier paciente antes de ser atendido: ¿cuántas horas lleva trabajando el médico que me va a atender y cómo se encuentra física y mentalmente? La respuesta debería alarmar a todos por los riesgos para el personal de salud y para los pacientes que eso representa.
N+ solicitó, a través de las áreas de comunicación social, entrevistas con la Secretaría de Salud, el IMSS y el ISSSTE, para entender la lógica para el establecimiento de guardias a residentes médicos. Hasta el momento de esta publicación, ninguna de las tres instituciones ha respondido a la solicitud.
Historias recomendadas: