El Mar se ‘Traga’ a El Bosque, Sedatu Sin Fecha para Reubicación

De 2019 a la fecha, el mar ha destruido más de 60 casas en la comunidad de El Bosque, en Centla, Tabasco, Sedatu apenas empezó a buscar un terreno donde ubicarlos

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Andrea Vega | N+

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El mar se está "tragando" las casas en la comunidad de El Bosque, en Tabasco.

Tres líneas de casas se ha tragado ya el mar en El Bosque, Tabasco. Foto: cortesía Cristina Pacheco

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En las noches de norte, cuando azotan la lluvia y el viento, los habitantes que aún quedan en la comunidad de El Bosque, en Centla, Tabasco, se preguntan si el mar se tragará su casa.

Hombres y mujeres se reúnen en la única calle que queda en pie, a las 12 o 1 de la mañana, para ir a ver si ya pasó el repunte de la marea y si el mar le dio un día más en pie a su vivienda.

El Bosque es una de las primeras comunidades en México que ha sufrido los efectos del cambio climático: aquí las lluvias son más intensas, los huracanes y nortes golpean más fuerte y el nivel del mar ha crecido, comiéndose la costa y llevándose casas, 62 en total, de 92 que había en la comunidad.

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“Ahorita estamos en plena temporada de nortes, hasta marzo se acaban. En cada uno pega el mar muy fuerte, estamos en un riesgo inminente y ya nos prometieron del gobierno federal que nos van a ayudar con la reubicación, vinieron a hacer un recorrido y dijeron que iban a volver, pero acá ya no tenemos más tiempo para esperar”, dice Guadalupe.

En 2019, el mar comenzó a ‘comerse’ a El Bosque, desde entonces está entrando a tierra rápidamente a esta comunidad que por un lado tiene al Río Grijalva y por otro al Golfo de México. 

Por la tendencia del terreno, la comunidad se convertirá pronto en una especie de isla, explica Lilia Gamma, especialista en Ecología del Paisaje y Cambio Global de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

La reubicación, corrobora, es la única opción para esta comunidad. 

De lo que una vez fueron viviendas solo queda el cascarón. Foto: cortesía Cristina Pacheco

Atrapados entre el agua

La comunidad de El Bosque fue creada en 1985 por un grupo de pescadores procedentes de Alvarado, Veracruz, entonces el mar quedaba lejos de la primera línea de casas.

Guadalupe Cobos tenía el mar a unos 700 metros de su vivienda, que se ubicaba en la cuarta línea. “Teníamos que caminar mucho para llegar al mar, ahora lo tenemos casi en el patio, tocando la puerta”, dice.

En 2019 cayeron las primeras casas. Desde entonces el mar se ha llevado en total tres líneas de viviendas y dos escuelas, la primaria y el kinder, sin que la ayuda de las autoridades haya llegado. Los pobladores de El Bosque aseguran que solicitaron apoyo, desde 2019, tanto al gobierno municipal como estatal.

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En noviembre de 2022 todavía quedaban en pie dos hileras de viviendas. Entonces, y apoyados por organizaciones de la sociedad civil como Greenpeace, los vecinos de El Bosque convocaron a una rueda de prensa, la noticia de la comunidad que se estaba tragando el mar dio la vuelta al país, pero no sirvió para que la ayuda de las autoridades llegara.

El 24 de diciembre pasado, un frente frío crespó al mar, que pegó con furia en lo que era la tercera hilera de casas de El Bosque y las dejó semi destruidas.

Entre las casas que se empezaron a derrumbar ese día está la de Cristina Pacheco.

“El mar nada más dejó una pared en pie, todo lo demás se lo llevó, los cuartos, los baños, todo eso se fue, también la casa de mi mamá se perdió ese día”.

“Desde noviembre que fue la conferencia de prensa donde pedían ayuda los pobladores hasta ahora ya se perdió otra línea más de casas, la escuela primaria y el kinder. Ahora todos los estudiantes, de todos los niveles, incluidos secundaria, están tomando clases en un salón de lámina que los mismos habitantes hicieron”, dice Pablo Ramírez, especialista en Cambio Climático y Energía de Greenpeace.

Así que, prosigue, “el llamado a las autoridades y la exigencia es para que tomen el caso con la suficiente seriedad y urgencia que requiere, estamos hablando de que es una comunidad que está perdiendo casas casi cada mes y si los programas para ayudarlos existen, es importante que la comunidad pueda tener acceso pronto a esto”.

Buscando un hogar seguro

En diciembre pasado, Greenpeace, Conexiones Climáticas y Nuestro Futuro, organizaciones que acompañan el caso de los pobladores, informaron a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano  (Sedatu) sobre la situación de El Bosque.

“Encontramos que hay un programa de la Sedatu, que se llama Vivienda social, hecho para eso (para el apoyo de personas que están en zonas de riesgo). Nos dijeron que sí, que el programa existe y que la comunidad aparentemente está entre las prioridades de este, pero que no tiene presupuesto”.

Pero dinero sí hay. Para 2023, el programa tiene asignado 4 mil 500 millones de pesos, según datos del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). En los años recientes, el programa no ha tenido recortes, al contrario, se le ha aumentado el monto disponible para gastar.

De acuerdo con sus reglas de operación, publicadas en el Diario Oficial de la Federación (DOF), El Bosque entra en la población objetivo por haber sido afectados por fenómenos naturales perturbadores y estar asentados en zonas de riesgo.

El cambio climático ha destruido buena parte de las viviendas de El Bosque
Los vecinos de El Bosque han perdido no solo sus viviendas, sino muchos de sus muebles. Foto: cortesía Cristina Pacheco

Edna Vega Rangel, subsecretaria de Ordenamiento Territorial y Urbano de Sedatu confirma que El Bosque es una comunidad que acredita para ser beneficiaria del Programa de Vivienda Social, pero no se les ha reubicado, dice, porque ella apenas se enteró del problema en la zona hace dos meses, a través de la oficina del secretario, Román Meyer, y apenas se va a empezar a buscar el predio donde se podría mover la colonia.

La subsecretaría dice desconocer si el gobierno estatal o municipal ya habían solicitado apoyo antes para reubicar a la comunidad de El Bosque y reitera que, pese a que desde 2019 se había ya difundido en medios que a esta comunidad se la estaba tragando el mar, ella se enteró apenas hace dos meses.

De entonces a la fecha lo que se ha hecho es acudir a levantar un censo en la zona y establecer comunicación con el gobierno municipal. Fecha para la reubicación no hay, dice Edna Vega Rangel, porque primero hay que ubicar el predio y después resolver el tema de la urbanización; es decir, de los servicios.

“El recurso para vivienda está garantizado, desde Conavi, ahora solo falta el otro recurso que requerimos para la urbanización, pero para saber qué recursos se necesitan, necesitamos ubicar el predio”, señala.

N+ solicitó entrevistas también al gobierno del estado de Tabasco y a la presidencia municipal de Centla, pero hasta el cierre de esta edición no se tuvo respuesta.

Huida sin ayuda

Para cuando su casa quedó destruida, Cristina ya tenía días de haberla dejado, se fue a Frontera, a unos 12 kilómetros de El Bosque, a una casa que le prestó uno de sus cuñados.

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“Aquí estamos yo, mi esposo, mis dos hijos, mi mamá y mi hermano, que también perdieron sus casas, aquí nos acomodamos nosotros a mediados de diciembre pasado y sacamos de la casa lo que pudimos, vecinos nos ayudaron a transportar las cosas, de las autoridades no tuvimos ninguna ayuda”.

Otros vecinos no tienen a dónde ir y han tenido que resolver cómo quedarse. “De lo que se ha llevado el mar quedaron unas láminas de zinc de los techos, con eso hemos hecho casitas, aquí en la misma comunidad, donde todavía no alcanza el mar”, dice Apolonia  Cantú, delegada de la colonia El Bosque, que también vio su casa derrumbarse el 24 de diciembre pasado.

Guadalupe Cobos todavía tiene en pie su casa. “Nosotros, mi familia y yo, vamos a quedarnos aquí hasta donde aguantemos, hasta donde el mar nos deje, porque en realidad no sabemos qué vamos a hacer”. La familia, ocupada en la pesca, no tiene recursos para irse a rentar a algún lado, ni hay quien les presté un lugar para vivir.

“Nos sentimos como ratas atrapadas, porque no tenemos a donde ir y el mar ha cambiado su geografía y comportamiento, está más bravo, más enojado; las olas son más altas y los vientos son más fuertes, lo tenemos encima, pero no sabemos qué hacer o a dónde ir, y la ayuda de las autoridades no llega”.

Ayuda a ciegas

Edna Vega Rangel acepta que la Sedatu no hace diagnósticos para saber qué comunidades están en riesgo por los fenómenos ocasionados por el cambio climático. Asegura que eso implicaría mucho tiempo y muchos recursos, por eso, admite, actúan más bien de forma reactiva y no preventiva. “Nos rebasa mucho la capacidad para ubicarlos, creo que es un tema de corresponsabilidad del gobierno federal, estatal y municipal”.

Respecto a en qué se van a gastar este año los más de 4 mil 500 millones de pesos que tiene de presupuesto el Programa de Vivienda Social, Edna Vega responde que mucho se irá a riesgo, por diferentes causas fenómenos hidrometeorológicos, sismos, y una buena parte del recurso se va también “a los compromisos del propio presidente”, los planes de justicia de Yakis, Seris, Mayos, y todas las reubicaciones que se están haciendo, por ejemplo, por el Tren Maya.

Cuándo se le pregunta qué porcentaje del presupuesto del programa consumen los compromisos del presidente, responde que no lo tiene medido, pero asegura que a riesgo se irá alrededor de 40%.