Los Niños ya No se Aburren, y Eso es un Problema

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Andrés M. Estrada

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La exposición a las pantallas hace que el cerebro de los menores siempre esté estimulado. Pero su desarrollo creativo y cognitivo necesita momentos de ocio. 

Niños aburrimiento

Evitar el uso de pantallas en las niñas y niños ayuda a su desarrollo creativo, emocional y cognitivo. Foto: N+

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Viviana escucha seguido a sus dos hijos decir que están aburridos. Y hay una reacción casi inmediata: que jueguen entre ambos, vean una película o salgan al parque, si el clima lo permite. Si por ellos fuera, cuenta, estarían pegados frente a la pantalla de la tablet o el celular todo el día. 

Eso pasa con muchos niños, el aburrimiento se sustituye con horas frente a la pantalla. Y para muchos padres esto es funcional. Prestarle el celular ayuda a que no esté inquieto, así se pueden hacer otras actividades, como trabajo o los deberes del hogar

Pero también hay que dejar que los niños se aburran, eso les hace bien, sostiene un estudio publicado por el Child Mind Institute de Estados Unidos. 

Aburrirse, o que exista por momentos una falta de estimulación en su cerebro, es importante en su desarrollo creativo, emocional y cognitivo. Esto se debe a que su mente busca formas de entretenerse; estimular la imaginación y la capacidad de inventar juegos, historias o actividades.

Además, aprenden a lidiar con esos instantes de vacío, les ayuda a desarrollar la resiliencia emocional; descubrir sus intereses y talentos ocultos al dibujar, leer, observar su entorno y mejorar la concentración. Además que les permite descansar mentalmente y recuperar la capacidad de asombro.

Hace unos días Samantha y Josue, los hijos de Viviana, aprovecharon ese instante de ocio. Le pidieron a su madre que les imprimiera una tarjeta de crédito, billetitos y carteles de películas. Los colocaron en su sala y la dinámica fue imaginar que estaban en el cine. 

“Me dijeron, vamos a darte un tour, tú vas a ser una clienta y te vamos a pasar la tarjeta en la terminal para cobrarte”, recuerda.

Tal vez, sin saberlo, ese juego ayudó al desarrollo de los menores.

Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), expone que durante esos momentos de aburrimiento le sirve a los niños para inventar nuevas historias y juegos.

“El aburrimiento lo definiría como el desarrollo de la creatividad, porque además te impulsa para activar el cerebro”, señala la psicóloga Gloría López Santiago.

Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que lo importante es que el cerebro no se encuentre excitado todo el tiempo, y más que aburrimiento, él lo define como una falta de estimulación al no estar realizando ninguna actividad.

El problema con las pantallas de los teléfonos celulares y las tabletas es que ya no permiten estos períodos de reposo. No es una cuestión de aburrimiento, es una disminución en cuanto a esta sobreestimulación”, asegura el también especialista en neurociencias.

Cuidar mientras se trabaja y falta de espacios seguros

Hace tres meses la doctora Nayeli comenzó a llevar a su pequeña, de tres años de edad, a su consultorio los fines de semana, debido a que su esposo no pudo hacerse cargo de su cuidado. 

Ella le lleva sus juguetes, crayones y hojas para dibujar, pero luego su hija se aburre y le tiene que poner una película o videos en el iPad, para que se distraiga, mientras da consulta a los pacientes, y así pasa el tiempo hasta que da la hora de salida.

La directora de Redim describe que hay un enorme desafío para los adultos que cuidan de niñas y niños y tienen la presión de estar trabajando al mismo tiempo.

Pienso en mamás o papás que tienen que llevar el fin de semana al hijo mientras atiende el puesto en el mercado o las familias que están vendiendo en la vía pública y el niño tiene que estar ahí, porque no hay otros espacios de cuidados”, dice.

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El problema es que en ocasiones existen pocas alternativas de cuidados para los padres que trabajan y se encargan de los menores al mismo tiempo, y mantenerlos frente la pantalla parece ser la única opción.

Pero el darles estos dispositivos a las niñas y niños para que apacigüen el aburrimiento también implica riesgos a su salud física y mental.

Si constantemente están en estimulación, el cerebro va adaptándose y tiene ese mismo nivel de aceleración. Eso conlleva que sean niños que tengan problemas para dormir, no tengan esta tolerancia a la frustración, a estar sin realizar alguna actividad y genera otro tipo de problemáticas a largo plazo”, explica López Santiago.

El académico de la UNAM subraya que a nivel periférico la sobreexposición a la luz azul en las pantallas puede generar deterioro en la retina de los ojos y la postura de la espalda puede provocar dolores lumbares. “En casos muy extremos pueden aparecer focos epileptiformes por un uso inadecuado.”, advierte Hugo Sánchez. A lo que se refiere son manifestaciones similares a la epilepsia.

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A esto se suma que en los más pequeños se pueden presentar afectaciones en las habilidades de comunicación, tareas manuales y de socialización. Incluso se vuelven agresivos con los padres.

“En el caso de los niños que estén en un inter a partir de los cuatro o cinco años, que ya empiezan a utilizar la tecnología, su cerebro está en pleno desarrollo. Esta creatividad (ayuda) a desarrollar las neuronas espejo, a desarrollar elementos justo para el juego”, dice la psicóloga Gloria López, pero se está sustituyendo con el uso de la tecnología al tener contacto con realidades virtuales.

“Se va perdiendo esa capacidad, incluso en el lenguaje se ha visto afectaciones importantes en que los niños se puedan expresar en las habilidades de comunicación, en las tareas manuales. Saben manejar perfectamente un teclado, pero tomar unas tijeras a veces es más difícil”, ejemplifica.

El especialista en neurociencias refiere que también el problema es el tiempo al que están expuestos. 

Un niño de dos o tres años no debería estar más de 30 ó 20 minutos en la pantalla, porque necesita otras formas de estimulación, explica.

Otro problema es que tienen déficit de atención

“No desarrollan la tolerancia a la frustración, que es parte del aburrimiento. Si estás aburrido y no tienes nada que hacer, ¿Qué tanta paciencia tienes para poder realizar alguna otra actividad?”, apunta la psicóloga. También se va a dar la agresión con los padres y problemas de conducta, dice.

Pero también el uso recurrente de los dispositivos se da ante la falta de espacios de juego seguros para las niñas y niños, como lo son parques o deportivos, donde la delincuencia se ha apoderado de ellos.

Afuera, en los parques, en los espacios públicos no hay condiciones. No hay seguridad, los dispositivos se convierten en la solución al aburrimiento”, lamenta Tania Ramírez. “Sembrar terror en los espacios públicos en donde chicas y chicos se pueden desenvolver es lastimar de muerte, herir de muerte el presente y el futuro de niñas y niños”, dice.

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“Ya no tenemos la misma seguridad que pasaba en mis tiempos, que era como más libre de salir a la calle, de jugar con los amiguitos de la colonia, de la cuadra. Entonces eso te daba como más oportunidad de no aburrirte tanto”, recuerda Viviana Meza.

Ante este contexto de inseguridad, los padres optan por tenerlos resguardados en el hogar, aunque también existen los riesgos en la red si no se tiene vigilancia y controles de lo que consumen. “La idea de la seguridad se ha trasladado a los hogares, pero ahora también empezamos a descubrir esas inseguridades de distintas formas de violencia”, destaca la directora de Redim.

Control parental 

La regla en casa es que al sentarse a comer en la mesa ni celulares ni tablet. Eso aplica para Samantha y Josue, lo mismo que para sus padres. La dinámica es platicar en familia o jugar a adivinar una persona o animal, describiéndolos sin el uso de tarjetas.

Viviana es enemiga de que sus hijos estén metidos en el celular o tableta, aun así sabe que el uso de la tecnología es parte de la normalidad y permite que usen la tablet por un rato. A su hija de 11 años de edad le gusta pasar el tiempo en TikTok y YouTube, pero tiene prohibido subir videos, y a su pequeño de 8 años le gusta jugar Roblox. Sin embargo, para tener un control de vigilancia en el contenido que consumen utiliza la aplicación de Family Link.

El control parental permite a los padres restringir el contenido, aprobar o desaprobar aplicaciones, establecer tiempos de pantalla y más.
Una medida que para los especialistas es indispensable.

“Hay que ir modelando esa dinámica de consumo de datos, de información, de vida virtual”, precisa Tania Ramírez.

Gloria López Santiago subraya que los padres deben de aprender el uso de la tecnología para educar al niño, en cuáles son estos espacios que se tienen para el uso y los beneficios: “Cuando no existe esta supervisión, como los controles parentales, es más viable que los niños tengan acceso a pornografía e incluso a ser sujetos de trata de personas”. A esto agrega que debe haber periodos de desintoxicación “porque también se pudiera desarrollar un proceso de adicción”. 

Hugo Sánchez específica que no se debe restringir el uso de los dispositivos, porque son parte de la actualidad. “Los niños y niñas actualmente tienen que aprender, o sea ni modo que cerremos los ojos ante la inteligencia artificial: ‘No, tú no lo usas’. La verdad es que más bien tenemos que tener mejores herramientas de regulación”, apunta.

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