Topos Tlatelolco: el Grupo que Nació del Dolor y la Esperanza

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Isabel Suárez | N+

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Luego del sismo de 1985 un grupo de ciudadanos viajó a Europa para volverse rescatistas profesionales, convirtiéndose en fundadores de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco

Topos Tlatelolco: el Grupo que Nació del Dolor y la Esperanza

Miembros de la Brigada de rescate Topos de Tlatelolco, durante un evento para recordar el aniversario del sismo de 1985. Septiembre 19, 2014. Foto: Cuartoscuro | Archivo

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El 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México amaneció entre escombros. La magnitud del terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter no solo derrumbó edificios, también dejó al descubierto la enorme vulnerabilidad del país ante una catástrofe de tal escala. Sin protocolos ni cuerpos de rescate especializados, los primeros en responder fueron los propios ciudadanos. 

En medio del caos, el miedo y la desesperación, surgieron voluntarios que, sin preparación ni equipo especializado, comenzaron a escarbar entre los escombros para salvar vidas. Entre ellos estaba Mario Norberto.

“Nadie sabía qué hacer. No existía Protección Civil. Todos éramos civiles. Solo queríamos ayudar”, recuerda.

Nacer del desastre

Mario salió aquella mañana como cualquier otra: su esposa había salido a dejar a sus hijos a la escuela y él se preparaba para ir al trabajo. Entonces, la ciudad empezó  a temblar. “Primero pensé que iba a pasar rápido, pero cada segundo temblaba más fuerte. No podía ni caminar bien. Me asomé por la ventana y vi los coches chocar unos con otros”.

Salió de casa y, al cruzar la Calzada de Guadalupe, vio el primer edificio colapsado. Luego otro. Y otro. Llegó a su lugar de trabajo, aparentemente sin daños, pero lo que vio en el camino marcó su vida para siempre.

Y lo que me impresionó en el camino fue un hotel que estaba sobre Calzada de Guadalupe, que se cayó todo el frente y únicamente se veían algunos cuartos hacia atrás y todos los escombros llegaban hasta media calle. Y dices no, pues si este que es un elefante se cayó. Y si te quedas muy impresionado y después a los camiones que traen todos los escombros. Y muchas veces veías brazos, pies en entre los escombros

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¿Cómo se forman los Topos? 

Días después del terremoto de 1985, mientras Mario y otros civiles continuaban con las labores de rescate improvisadas entre los escombros, un grupo de rescatistas franceses llegó a la zona. Ellos traían lo que en México faltaba: formación técnica y protocolos claros. Al ver el valor de los voluntarios mexicanos —pero también su falta de preparación— les hicieron una propuesta que cambiaría sus vidas.

 “Nos dijeron: ‘si de verdad quieren dedicarse a esto, junten para su boleto, en Francia los recibimos, les damos curso, comida y hospedaje. Solo les pedimos que lo que aprendan lo repliquen en México’”, recuerda Mario. 

Fue así como un grupo de ciudadanos viajó a Europa para convertirse en rescatistas profesionales

En Francia aprendieron apuntalamientos, manejo de estructuras colapsadas, rescate con binomios caninos, señalización de zonas de riesgo, trabajo en equipo y protocolos de seguridad. A su regreso, ya no eran solo voluntarios improvisados: se convirtieron en fundadores de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco, un grupo que hasta hoy combina la técnica con la pasión por lo que hacen. 

Adentrarse al miedo: ingresar a un edificio colapsado

Entrar a un edificio colapsado no es cuestión de valentía pura. Es una mezcla de conocimiento, estrategia... y miedo. Para Mario, es imposible quitarle el peso emocional: “Da terror. No sabes si hay fugas de gas, productos químicos, si la estructura aguanta. Te amarras con cuerda por si tienes que salir rápido. Y a veces, una réplica te agarra adentro. Nos ha pasado”. 

La primera vez que entras a un edificio colapsado es la más difícil, agrega. La razón es clara: si ocurre una réplica, todavía no conoces el lugar, no sabes por dónde salir ni qué tan inestable está la estructura. Cada paso dentro es una apuesta contra el tiempo y la gravedad. El protocolo exige entrar por binomios, con cuidado extremo, revisando cada rincón entre piedras, concreto y vigas torcidas. No hay certezas, sólo el compromiso de sacar a alguien con vida. 

El valor de ser voluntario

Los Topos no tienen un sueldo, no tienen turnos, no tienen horarios ni días de descanso. Mario cuenta que suelen reunirse los fines de semana, pues por lo general tienen otros trabajos a los cuales tienen que asistir entre semana, para entrenarse y mantenerse actualizados, con el objetivo de estar siempre preparados para responder ante cualquier emergencia.

A 40 años del sismo de 1985, los Topos Tlatelolco siguen activos, trabajando de forma voluntaria y con el mismo compromiso que los impulsó desde el inicio: salvar vidas.  Van a donde se les necesite: terremotos, explosiones, derrumbes. No cobran por su trabajo, viven del apoyo solidario y de su vocación. Hasta la fecha, han participado en más de 20 operativos, salvando vidas en distintos países del mundo como Nepal, Haití, China e Indonesia

Yo creo que el ser voluntario es que lo das de corazón, todo lo que haces lo das de corazón

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