Un 25 de diciembre de 1642 nació una de las personas que más han impactado en la historia de la humanidad: Isaac Newton. A continuación haremos un breve repaso por la vida y obra del que muchos consideran el más importante científico de la historia.

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La mayoría recuerda la anécdota que nos enseñaron en la escuela: un día, cuando tenía apenas 23 años, Isaac Newton vio una manzana caer de un árbol. Según John Conduitt, quien era pariente suyo, el joven científico se preguntó no solo por qué la manzana podía caer atraída hacia el suelo, sino por qué la Luna, en cambio, no se precipitaba hacia la Tierra.

¿Cómo conseguía la Luna librarse de la atracción de la Tierra? ¿Era por la velocidad con que giraba alrededor del planeta? ¿Era porque la fuerza de gravedad se debilitaba con la distancia? ¿Una combinación de ambas?

La caída de la manzana habría detonado en Isaac Newton las cavilaciones que posteriormente redondearían en su teoría de la gravedad, que se usó por siglos para predecir con enorme precisión el movimiento de los planetas y de los objetos terrestres.

Estatua de Isaac Newton bajo un árbol, ubicada en la India. Foto: Wikicommons | Archivo

¿Ocurrió la anécdota de la manzana?

Hoy en día, pese a que personajes como Isaac Asimov la dieron por buena, la veracidad de la anécdota está en entredicho. El biógrafo Peter Ackroyd rechaza que dicha historia haya ocurrido y afirma, por el contrario, que las ideas de Newton sobre la gravedad surgieron después de mucho esfuerzo y meditación.

No se trató de un chispazo de inspiración, sino de mucho trabajo constante sobre el tema.

Si la famosa historia de la manzana ha sobrevivido hasta nuestros días es porque ejemplifica con precisión que Newton concibió una teoría que podía explicar el comportamiento de los objetos comunes, como las manzanas, y de los astros.

Los tres aportes que hizo Newton siendo joven

Pero este no fue el único aporte brillante que hizo Newton en su juventud. Entre los 22 y los 24 años el joven hizo tres aportes que revolucionaron la ciencia.

Además de su teoría de la gravitación, en esa época descubrió que la luz blanca, al pasar por un prisma, se descomponía en los tonos del arcoíris.

En aquel entonces el comportamiento y la naturaleza de la luz aún era presa de malentendidos. Hacía apenas unos siglos se había abandonado la idea de que eran los ojos los que iluminaban las cosas.

Portada de “Principia Mathematica” de Isaac Newton — Portada de ‘Principia Mathematica’ de Isaac Newton. Foto: Wikicommons | Archivo

Las conclusiones de Newton sobre la luz hoy parecen “evidentes”, pero en su momento fueron un desafío para muchas de las concepciones que aún gobernaban el mundo. Trabajando en su taller, Newton llegó a la conclusión de que la luz blanca surgía de la combinación de los demás colores del espectro.

En palabras de Ackroyd, esta fue la idea fundacional de la óptica, la disciplina a la que debemos los lentes, las pantallas de los celulares, los telescopios y las cámaras fotográficas.

El tercer gran aporte científico que hizo Newton en ese lapso de su juventud fue un método para calcular áreas limitadas por curvas.

Según escribió Isaac Asimov en Momentos estelares de la ciencia, el joven llamó “fluxiones” a esa técnica matemática. Hoy en día, cientos de miles de jóvenes aprenden en la escuela esa misma técnica con otro nombre: cáculo diferencial.

La zarpa del león

Sus biógrafos suelen lamentar que dedicó muchos años a un interés ajeno a la ciencia: la alquimia. “Malgastó sus luces en la búsqueda de algún modo de fabricar oro”, escribió Asimov al respecto.

Sin embargo, hay una anécdota que ejemplifica cómo Newton mantuvo su genio intacto aún en una edad madura.

En 1696 se convocó a estudiosos de toda Europa a que resolvieran dos problemas matemáticos especialmente desafiantes. Newton envió las dos soluciones correctas de forma anónima, sin embargo se supo inmediatamente que él había sido el autor. “Reconozco la zarpa del león”, declaró el juez suizo que reconoció el estilo de Newton detrás de esas respuestas.

No obstante, para Neal de Grasse Tyson el verdadero aporte de Newton a la ciencia no estriba ni en su teoría de la gravedad, que quedó rebasada con Einstein, ni en el cálculo.

Para el divulgador y astrofísico, el verdadero logro de Newton fue haber sido el primer científico que vislumbró que el mundo es lógico, que sus fenómenos siguen reglas y que los seres humanos podemos descubrir y entender estas reglas. Él fue el primer en saber que no vivíamos en un mundo fantástico y caprichoso, sino que la Luna y las manzanas se rigen por las mismas fuerzas elementales y que los humanos pueden conocerlas.