En una nueva pero singular escalada de tensión entre las Coreas, desde el pasado mes de julio, la frontera norcoreana aumentó el volumen de sus viejos altavoces para transmitir hasta 24 horas seguidas de ruidos ensordecedores a un pequeño pueblo de Corea del Sur.

"Solíamos disfrutar de los sonidos pacíficos de la naturaleza, como el canto de los insectos y los pájaros, ya que vivimos al pie de la montaña. Pero ahora esos sonidos han desaparecido, y todo lo que oímos es este ruido. Es simplemente doloroso", dice Kim Yun-suk.

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Rechinar de metales, aullidos de lobos y otros ruidos como sacados de una película de terror, acosan todo el día y toda la noche a los 354 habitantes de la pequeña localidad de Dangsan, a menos de 2 kilómetros de Corea del Norte, pero separados por el río Amarillo.

Park Heung-yeol, un residente de este pueblo, afirma que el uso de ruido es inédito y tiene como objetivo atormentar.

Creo que es una emisión sin precedentes que nunca habíamos escuchado antes. No es solo propaganda del régimen. Tiene la intención genuina de atormentar a la gente. Estas son cosas que realmente no deberían hacer

Altavoces para guerra psicológica

Instalados desde la década de los sesenta en ambas fronteras, los altavoces sirvieron durante los años posteriores a difundir propaganda comunista desde Corea del Norte y capitalista desde Corea del Sur.

Esto con la intención de crear una guerra psicológica entre los soldados en los diferentes puestos de observación a lo largo de la frontera intercoreana con el objetivo de desertar.

Ahn Hyo-cheol dice: “En el pasado, solo se emitían emisiones de propaganda norcoreana que condenaban a los presidentes y al gobierno de Corea del Sur. También ambos lados transmitían música. Pero este año, escuchamos este tipo de ruido".

Pero desde que Corea del Norte utilizó globos con desechos el pasado mes de mayo como respuesta a los utilizados por activistas surcoreanos con panfletos en contra del régimen en lugar de basura, la escalada se tornó más extraña con ruidos provenientes de la frontera norcoreana que están provocando malestar físico y mental en los habitantes de la aldea surcoreana.

An Mi-hee habla sobre las afectaciones que provocan estos sonidos a sus hijos:

Nuestros hijos tampoco pueden dormir, por lo que han desarrollado llagas en la boca y se quedan dormidos en la escuela, y toman una siesta en el autobús camino a la escuela. Esa es la situación en este momento

¿Qué dice el gobierno surcoreano?

Por su parte el gobierno surcoreano poco ha hecho para los habitantes de esta aldea fronteriza, sin más allá que ofrecer ventanas de doble vidrio y medicamentos para los animales de las granjas. Los vecinos se sienten desesperados en medio de este nuevo tipo de guerra psicológica.

"No tenemos idea de si esto continuará hasta que muera la persona en Corea del Norte que da las órdenes o si podría interrumpirse mañana. Simplemente no lo sabemos", agrega An Mi-hee.

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Con información de Uriel Arellano

ICM